José Manuel Lázaro Uriol, es teólogo y educador en el centro de día ‘Ranquines’ para personas con problemas de salud mental. Comparte su reflexión sobre la actuación de la Iglesia ante la crisis del coronavirus. Comienza así: Iglesia como hospital de campaña
“Veo con claridad –prosigue– que lo que la Iglesia necesita con mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad. Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas… Y hay que comenzar por lo más elemental (…). La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Cuando lo más importante es el anuncio primero: ‘¡Jesucristo te ha salvado!”1.
Una de las metáforas más bellas del Papa Francisco ha sido ver a nuestra sociedad como un campo de batalla, donde la Iglesia funciona a modo de hospital de campaña sanando heridos, aliviando el sufrimiento de los enfermos, de los pobres, de los más desamparados de este mundo. Una metáfora que nos desafía a dar prioridad a las necesidades de estos últimos y a repensar nuestra identidad y misión en función de ellos, evitando toda tentación de auto–referencialidad.