Los participantes del Centro de Día de Atención a las Drogodependencias han visitado el Pozo de la Nieve.
De la mano de Elvira Sánchez, la arqueóloga, los visitantes pudieron conocer el pozo de la nieve de siete metros de profundidad y seis de diámetro cubierto por una bóveda de pizarra. Las experta los hizo imaginar como hace más de dos siglos la nieve se traía hasta la capital del Tormes desde la Sierra de Béjar y se almacenaba en este depósito situado a los pies de la Cerca Nueva para convertirla en hielo, que luego aprovechaban para fabricar helados o sorbetes, como conservante o con fines terapéuticos.
La mirada de Elvira fue desenterrando secretos históricos sepultados por el tiempo, la muralla medieval y los escasos restos del que fue conocido como el Escorial de Salamanca , la torre y las tenadas del desaparecido Convento Calzado de San Andrés. A todo esto se sumó el misterio de la red de túneles, cuya utilidad y entramado original está aún por descubrir. Protegidos con cascos contemplamos las estalactitas que cuelgan de unas galerías.