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Urge un proceso de reconciliación entre el pueblo colombiano

13 mayo, 2021

Cáritas respalda el papel de la Iglesia colombiana en el impulso de una solución dialogada al conflicto abierto dentro del Paro Nacional.

Desde el pasado 28 de abril se inició en Colombia un Paro Nacional, convocado por diferentes sectores y con amplia acogida por sociedad civil. El paro se enmarcó al inicio y principalmente, aunque no únicamente, en rechazar la Reforma tributaria que había presentado el gobierno nacional ante el Congreso de la República, que suponía, entre otras cosas, una subida del IVA a productos básicos y una bajada del umbral del impuesto sobre la renta.

Si bien, en general, la protesta se está dando de manera pacífica, una minoría está recurriendo a actos vandálicos y la respuesta de la Policía y su Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) está siendo desproporcionada en el uso de la fuerza. Hasta la fecha se han denunciado graves violaciones de derechos humanos, con casos de homicidio, violencia sexual y desaparición forzada; así como numerosas personas heridas en el contexto de las manifestaciones. También se han producido ataques de civiles armados contra los pueblos indígenas, que están siendo objeto de una creciente y preocupante estigmatización en el contexto del Paro Nacional.

Proceso de reconciliación

Para la Iglesia —en Colombia y a nivel internacional— es urgente un proceso de reconciliación entre el pueblo colombiano, sobre la base del rechazo contundente a la violencia, y el respeto a los Derechos Humanos, en especial el Derecho a la Vida y la Paz. Este proceso de reconciliación requiere de actitudes de escucha y reconocimiento de las partes implicadas, en especial de los jóvenes que están viendo truncado su futuro. Requiere también que el gobierno colombiano, garantice los derechos fundamentales en el marco del ejercicio del derecho a la protesta social pacífica y asuma su responsabilidad en los casos conocidos de exceso de la fuerza por parte de los organismos de seguridad del Estado.

Apoyo de Cáritas al diálogo

Cáritas reconoce y respalda el papel de la Iglesia colombiana en el impulso de una solución dialogada e inclusiva al conflicto abierto en el marco del Paro Nacional entre varios sectores de la sociedad civil (incluido los jóvenes y los indígenas) y el gobierno nacional. Su rol de facilitación del diálogo, junto con Naciones Unidas, se está dando en diferentes territorios del país y a nivel nacional, liderado por los obispos con la implicación activa del clero y sus equipos de la Pastoral Social.

Cáritas llama la atención sobre las causas de este estallido social que inició en 2019 y tras el paréntesis de 2020 se reaviva en respuesta a la gestión del gobierno colombiano frente al impacto de la pandemia. Colombia se sitúa entre los 15 países más desiguales del mundo (el segundo en ALC tras Brasil). La diferencia entre el nivel de ingresos de la población más rica y más pobre no ha dejado de agravarse desde 2017. Además, es el país más desigual de América Latina a nivel interno (ningún otro país de Latinoamérica tiene brechas tan grandes entre sus regiones en niveles de desarrollo). El pasado 29 de abril el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) señaló que el porcentaje de personas clasificadas como pobres respecto al total de la población nacional para el año 2020 fue de 42,5%.

Asimismo, la ciudadanía reclama el fin de más de medio siglo de conflicto armado, que aún persiste pese a los esfuerzos por construir la Paz. De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), durante el periodo del 1 de enero a 31 marzo 2021, al menos 38.559 personas fueron víctimas por desplazamiento forzado por la violencia, además de 40 líderes sociales asesinados y un incremento del reclutamiento de niños/as y del número de masacres (35 en 2021, con 132 víctimas).

Una muestra de la crisis humana que vive Colombia son las 27.576 solicitudes de protección internacional presentadas en España en el 2020, por colombianos.

Las protestas de los últimos días están protagonizadas en gran medida por jóvenes en zonas urbanas, que ven truncados sus proyectos de vida, y reclaman del gobierno poder participar de la riqueza del país. No son protestas contra el Estado, sino a favor del mismo, del refuerzo del sistema de salud y educación para lograr un acceso universal y equitativo, las oportunidades de empleo, etc.

Cáritas a través de sus proyectos de atención humanitaria en las zonas más empobrecidas y azotadas por la violencia como el Departamento del Chocó, trabaja con población juvenil para prevenir el reclutamiento por parte de los grupos armados y ofrecer alternativas de desarrollo los más vulnerables.

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