Cáritas Española invirtió el año pasado una cifra récord de 136,8 millones de euros para mejorar la autonomía de las personas a través del empleo.
Las personas en riesgo de exclusión tienen una tasa de paro siete veces superior al resto de la población activa. Con el objetivo de ayudar a reducir esta brecha, Cáritas acompañó el año pasado 68.065 personas en la búsqueda de trabajo, un 4,9% más que el año anterior. Una de cada cinco personas que participó en algunos de nuestros programas e itinerarios logró reinsertarse en el mercado laboral.
Así lo refleja el informe de Economía Solidaria, que un año más da cuenta -con motivo del Día Internacional del Trabajo- de la actividad desarrollada por la Confederación en un contexto marcado por el incremento de la inestabilidad y la precariedad laboral.
Cáritas dedicó el año pasado la cifra récord de 136,8 millones de euros a todas sus iniciativas de economía solidaria (programas de empleo, empresas de inserción, comercio justo). La suma es un 16,4 por ciento superior al año anterior (19,2 millones de euros más).
De ese total, 35,3 millones fueron destinados a itinerarios de inserción sociolaboral, que incluyen orientación laboral, intermediación con empresas y formación y, más de 100 millones a Economía Social. La economía social, de la que Cáritas es una de sus grandes impulsoras, representa en España el 10 por ciento del PIB.
Mejorar la autonomía de las personas
“La Confederación está haciendo una apuesta clara por aumentar los proyectos de economía solidaria para ayudar a las personas en situación de exclusión a que recorran un camino digno hacia su autonomía. Es cierto que estas iniciativas vinculadas al empleo y a la economía social requieren más inversión económica, pero son más efectivas a largo plazo y tienen un efecto más recuperador de la persona”, explica Ana Heras, coordinadora de Economía Solidaria de Cáritas Española.
En la última década, Cáritas ha logrado convertirse en una de las mayores promotoras de empresas de inserción de España. Actualmente, cuenta con 68 iniciativas de economía social y 265 líneas de negocio en diferentes sectores económicos con una facturación total de 85,8 millones de euros. Esas actividades están relacionadas con el reciclaje textil, la gestión ambiental y de residuos, limpieza, transporte y mensajería y restauración. Estos proyectos generan 3.141 puestos de trabajo, de los cuales 2.348 fueron ocupados por personas en situación de exclusión en 2023.
“Como sociedad, cada recurso invertido en programas de capacitación profesional y de acceso al empleo conlleva un retorno en el medio y largo plazo tanto desde la dimensión social como desde el ámbito de económico. A través de estos programas, las personas ganan en autoestima, en reconocimiento social y en acceso a derechos, y además contribuyen de un modo activo al desarrollo económico común a través de su contribución en impuestos y en consumo”, apunta Ana Heras.
Moda re-, su buque insignia
Entre esas empresas de inserción destaca Moda re-, el buque insignia de la economía social, circular y solidaria de Cáritas. Moda re- es una cooperativa de iniciativa social pionera en el tratamiento del residuo textil en el que se integran 48 Cáritas diocesanas de todo el país. Desde su creación en 2020, se ha convertido en el mayor operador en la recogida y reciclaje de ropa usada en España y uno de los principales de todo el sur de Europa.
“Esta iniciativa tiene un triple impacto social y medioambiental. Por un lado, creamos puestos de trabajo para los colectivos con los que trabaja Cáritas y que vienen derivados de los Servicios Sociales municipales. Por otro, conseguimos prolongar el ciclo de vida de esta clase de productos y aumentar su reciclado, evitando que termine en el vertedero o sean incinerados y, por último, dignificamos el proceso de entrega de ropa a las personas en exclusión”, explica Manuel León, gerente de Moda re-.
Cada año pasan por sus plantas 44.000 toneladas de textil que son recogidos a través de 8.038 contenedores de acceso libre ubicados en todo el territorio. Esta cifra representa el 44% de todo el textil que se recoge en España. Este volumen de actividad genera más de 1.400 puestos de trabajo, el 55% reservados a puestos de inserción social para personas en situación de vulnerabilidad.
«Se trata de puestos de trabajo transitorios (entre seis meses y tres años) para mejorar el nivel de empleabilidad de la persona antes de ayudarla a insertarse en el mercado laboral. De hecho, el 30% de las personas que trabajan con nosotros acceden a un empleo normalizado tras finalizar su itinerario de inserción en Moda re-», explica Manuel León.
La ropa que se encuentra en buen estado se reutiliza a través de su venta en las más de 141 tiendas de Moda re- y de distintos corners ubicados en grandes superficies en todo el país. “Una de los valores de Moda re- es su capilaridad, ya que nuestros puntos de venta están en más de 100 ciudades españolas. Cada vez que creamos una tienda generamos empleo local de la mano de la Cáritas local, además de dar una oportunidad de acceso al consumo de ropa de segunda mano en lugares donde todavía sigue siendo un estigma para muchas personas”, indica.
Esta iniciativa ha permitido a Cáritas convertir sus tradicionales roperos en empresas de inserción a través de las tiendas de Moda re-. “Una marca de fábrica de nuestras tiendas es que permite dignificar la entrega de ropa. Ya no se trata de preparar un lote, sino de que la persona pueda ejercer como ciudadano y escoja la ropa que necesita y que pueda hacerlo en un espacio totalmente normalizado como son nuestras tiendas”, subraya Manuel León.
Perfil de los participantes
El perfil de las personas que participaron a lo largo de 2023 en los distintos programas de empleo de Cáritas se mantuvo similar a años anteriores: la mayoría son mujeres (64%), de más de 45 años (39%), con estudios básicos (37%). Las personas procedentes de países no comunitarios fueron ligeramente superiores a las nacionales (56%).
“Detrás de ese perfil se dan multitud de situaciones aisladas o que se suman y que hay que ir superando para lograr el objetivo de inserción laboral. En muchas ocasiones nos encontramos con personas que carecen de competencias digitales, presentan dificultades de aprendizaje, escasa experiencia laboral o muchos problemas de conciliación familiar, además de graves carencias socioeconómicas, dificultades con el idioma y baja autoestima que lleva a la desmotivación”, señala Ana Heras.
“Toda esta realidad -añade- nos obliga a articular una atención integral, muy individualizada, y con una metodología eminentemente práctica, que acelere y facilite el aprendizaje y les ayude a superar las dificultades que les alejan del mercado laboral”.
Comercio justo
Las acciones de comercio justo desarrolladas en 23 Cáritas diocesanas supusieron además una inversión de 589.587 euros. Esta red cuenta con más de 18 tiendas y 62 puntos de venta repartidos por toda España, que funcionan no solo como lugares de comercialización de productos, sino que generan espacios de sensibilización para que los consumidores visibilicen las personas y procesos que hay detrás de cada producto y contribuyan a fomentar un consumo responsable.
Finanzas éticas
Cáritas apuesta además por un modelo de finanzas que vaya más allá de la rentabilidad económica. El sistema financiero se mueve en función de las decisiones que toman personas que eligen dónde quieren invertir su dinero sin pensar muchas veces en las consecuencias que esa decisión tiene para otras. Por eso, informarse y elegir alguna de las opciones que ofrecen las Finanzas Éticas pueden ser uno de los instrumentos con mayor capacidad de transformación de la sociedad.
Dentro de esta línea de trabajo: 43 entidades de Cáritas colaboran con entidades financieras que hacen compatibles la rentabilidad económica con la consecución de objetivos sociales y medioambientales.
“Cuando nos referimos a la economía solidaria, pensamos en un mercado laboral con valores, en un sistema de finanzas éticas, en un comercio justo y un consumo responsable. Sabemos que el alcance actual de estas iniciativas es insuficiente, casi testimonial, pero evidencia que como sociedad podemos autoexigirnos una ética en todo lo que afecta a la economía. Una economía que escucha, que cuida, que suma y que cambia. Esta es la economía que queremos”, asegura la coordinadora de Economía Solidaria de Cáritas Española.