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Una selva sin la otra no tiene solución

15 abril, 2014

Fernando López, jesuita misionero en la Amazonia, nos acompañó en una jornada formativa para reflexionar sobre la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente bajo el lema: “Una selva sin la otra no tiene solución”.

Fernando López es un jesuita nacido en Santa Cruz de La Palma, actualmente trabaja en la selva amazónica; forma parte de un equipo itinerante que recorre la Amazonia para acompañar a los pueblos indígenas en la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente.
López, pone de relieve como lo que pasa a miles de kilómetros de nuestra casa tiene que ver con nuestro estilo de vida. Comenzó su exposición invitándonos a pensar con el corazón y sentir con la razón, reconectándonos en el espacio y en el tiempo. Fernando empezó su misión en la Amazonia no preguntándose por qué iba a hacer, si no que lo que hizo fue contemplar los rostros y escuchar para comprometer su vida en misión; en las fronteras geográficas y simbólicas de la Amazonia, donde las heridas están más abiertas, los derechos socio ambientales más violados y la vida más amenazada.
El actual modelo de desarrollo global, con su consumismo depredador insaciable destruye la selva amazónica y la destrucción de la amazonia significa desequilibrar más el planeta, por eso, nos invitó a reflexionar sobre la fragmentación social y el individualismo.
Finalizó su exposición con varios compromisos urgentes que tenemos que adquirir:
Es necesario mantener viva la perspectiva de globalidad ante el cambio climático. No hay soluciones locales. Ni hay un “Arca de Noé” que salve a algunos privilegiados y deje morir a los demás.
Debemos orientarnos hacia una democracia ecológica-social planetaria que debe ser vivida en todas las instancias sociales: en la familia, en la escuela, en las asociaciones de la sociedad civil, en las Iglesias y en la propia sociedad.
Tenemos que redefinir el sentido de la política y la economía. Política, tiene que ver con la convivencia humana, la búsqueda y la realización del bien común de la humanidad y el de la naturaleza. Incluye el derecho a una vida digna de las generaciones futuras.
En conclusión, necesitamos Estados que protejan y garanticen el bien común y un uso racional de los recursos naturales dando prioridad a la calidad de vida de las poblaciones donde se realiza la explotación minera o de hidrocarburos.
El crecimiento económico agresivo sin equidad social genera violencia e inseguridad ciudadana, graves impactos ambientales y afecta la vida, la salud de los pueblos más pobres y vulnerables. Fernando afirmó que es necesario revisar nuestros estilos de vida, en especial nuestra actitud ante el consumismo, así como respetar y promover los derechos humanos y tener una actitud crítica ante la información.
“Tenemos que aprender a vivir más simplemente para que los otros simplemente puedan vivir”. Mahatma Gandhi

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