Cáritas acaba de sacar a la luz una investigación llevada a cabo por su Equipo de Estudios a lo largo del mes de mayo para conocer cuál es el impacto que la crisis social y económica causada por el coronavirus está teniendo en los hogares acompañados por la organización en todo el país.
Bajo el título “La crisis de la Covid-19. El primer impacto en las familias acompañadas por Cáritas”, este informe constata de manera elocuente de cómo una emergencia, en un inicio de naturaleza eminentemente sanitaria, se ha convertido en solo unas semanas en una crisis de hondo calado social.
La investigación evalúa, a través de los datos aportados por 600 entrevistas realizadas en otros tantos hogares de las 17 Comunidades Autónomas que han sido acompañados por Cáritas en el último año, los impactos que la crisis está teniendo en siete ámbitos: empleo, situación económica, vivienda, convivencia y cuidados, educación y brecha digital , redes de apoyo y solidaridad, y salud, El estudio se cierra con un capítulo dedicado a analizar las expectativas ante el futuro que manifiestan los encuestados.
Las medidas de ralentización de la actividad económica y de confinamiento, que en España han sido especialmente estrictas, han tenido graves efectos sobre la vida diaria y sobre la actividad laboral y empresarial. Desde el interior de la tempestad provocada por la pandemia de la COVID-19, las 70 Cáritas Dio¬cesanas que componen la Confederación Cáritas Española han seguido trabajando al límite de sus posibilidades y de su capacidad para estar junto a las familias más vulnerables.
Este estudio desvela que, una vez más, esta nueva crisis no está siendo igual para todos y son los más frágiles quienes ven cómo más rápidamente y más intensamente empeoran sus condiciones de vida, o, en la mayoría de los casos, se hunden, al perder el empleo y los exiguos ingresos disponibles. La investigación de Cáritas permite conocer la dimensión de este deterioro.
Impacto en el ámbito laboral
La paralización de una parte importante de la economía a causa del coronavirus ha provocado una rápida subida del desempleo. Si en el conjunto de la sociedad española se ha registrado una subida de 2,5 puntos porcentuales en la tasa de paro entre los meses de febrero y abril, en la población acompañada por Cáritas el aumento ha sido de 20 puntos porcentuales. Es decir, se registra un incremento ocho veces superior entre la población más vulnerable, con un índice de paro del 73%, que en la población en general.
Situación económica en los hogares
El impacto de la crisis en los ingresos de los hogares ha sido de tal envergadura que ha provocado que tres de cada diez hogares no dispongan ahora mismo de ningún ingreso. Aproximadamente 450.000 personas que residen en hogares acompañados por Cáritas no ingresan ni un solo euro en estos momentos, lo que representa un incremento del 136%.
Las familias con ingresos han visto cómo estos se reducían un 33% desde el inicio de la crisis. La merma más importante se ha producido en los ingresos procedentes del empleo formal, que han caído casi la mitad, y en los ingresos de los empleos informales que las familias utilizan como estrategia de supervivencia, que se han visto reducidos un 71%.
La dinámica de desaparición o reducción de los ingresos ha incrementado aún más la situación pre-existente de pobreza relativa y pobreza severa. Así, la pobreza severa (menos de 370 euros para una persona y menos de 776 euros para dos adultos y dos menores de edad) se ha incrementado un 30% y alcanza en estos momentos a 1 millón de personas entre las familias que Cáritas está acompañando.
Esta notable reducción de los ingresos provoca graves consecuencias añadidas en las familias, que se ma¬nifiesta en la imposibilidad de llevar una dieta adecuada (50%) o de comprar medicamentos (20%).
Vivienda
Desde el inicio de la crisis y del periodo de confinamiento, el espacio donde residimos ha adquirido una importancia vital, lo que nos ha recordado hasta qué punto la vivienda compone el espacio básico de seguridad para cualquier familia.
Esta crisis ha venido a agravar la delicada situación que ya existía y nos sitúa más cerca de una posible emergencia habitacional, ya que más de 700.000 personas acompañadas por Cáritas residen en hogares que no disponen de dinero para pagar la vivienda ni los suministros. De hecho, una de cada cuatro familias (24%) puede verse obligada en el corto plazo a tener que abandonar su vivienda, ya sea por desahucio o por tener que buscar otra con costes aún más reducidos.
Convivencia y cuidados
La crisis de la COVID-19 y las medidas de confinamiento han dificultado la convivencia y la concilia¬ción de la vida laboral y familiar, lo que ha provocado un aumento de los conflictos en un 19% y la imposibilidad de compa¬tibilizar el trabajo con el cuidado de hijos, hijas y adolescentes: un 18% de los hogares con menores de edad acompañados por Cáritas ha tenido que renunciar a un trabajo para hacerse cargo de los niños.
Educación y brecha digital
En uno de cada tres hogares ha bajado el rendimiento escolar. Los estudiantes han tenido dificultades para seguir el ritmo docente desde casa, tanto por carecer de dispositivos electrónicos y/o conexión a internet, como por dificultades personales.
Se constata, también, la persistencia de la brecha digital: más de 200.000 personas que residen en el 14% de los hogares acompañados por Cáritas no cuentan con conexión a Internet y cerca de la mitad (46%) no tiene habilidades para realizar trámites administrativos por esta vía.
Esta brecha digital ha alcanzado un impacto excepcional durante esta crisis, en la que el seguimiento escolar y los trámites con la Administración y otras instituciones (solicitud de ayudas, búsqueda de empleo) han requerido la disponibilidad y la habilidad de la interacción digital. Como consecuencia de ello, tres de cada diez hogares afirman haber perdido oportunidades de empleo y formación. Y una cuarta parte no ha podido acceder a determinadas ayudas de la Administración por el mismo motivo.
Redes de apoyo y solidaridad
El estudio confirma que la crisis ha reforzado los lazos familiares y comunitarios. No obstante, esa intensificación de relaciones no se plasma en efectivas redes de apoyo que puedan brindar ayuda por el desgaste al que están siendo sometidos los hogares; así, por ejemplo, siete de cada diez familias encuestadas no tendrían a quién recurrir en caso de necesitar un préstamo ocasional de dinero.
Salud
La crisis y el confinamiento está teniendo un impacto negativo sobre la salud, especial-mente sobre el estado psico-emocional de los hogares. Uno de cada cuatro hogares ha visto como empeo¬raba el estado físico general de sus miembros y en seis de cada diez la crisis ha provocado un incremento de la ansiedad y/o la dificultad para dormir. En estrecha relación con el estado de salud, a veces como causa y a veces como efecto, se han incrementado los conflictos en el seno del hogar.
Expectativas ante el futuro
El último apartado de la investigación aborda las expectativas de futuro expresadas por los encuestados, que se observa con más incertidumbre que nunca. La realidad inestable e insegura en la que se desarrolla la vida cotidiana de muchas de las familias acompañadas por Cáritas, junto con la incertidumbre añadida por la crisis, han provocado que la preocupación y el miedo hayan ganado posiciones de cara al futuro próximo.
Aunque, frente a las debilidades de las propias condiciones de vida de las familias y a las amenazas del futuro incierto, son muchas las personas, nueve de cada diez, las que observan el horizonte vital con la esperanza de poder avanzar hacia una vida mejor en una comunidad mejor.
Datos de la investigación
La investigación, que inaugura la nueva colección “Observatorio de la Realidad” del sello Caritas Española Editores, se ha basado en 600 entrevistas realizadas del 4 al 11 de mayo en otros tantos hogares de las 17 Comunidades Autónomas que hayan sido acompañados por Cáritas y hayan recibido algún tipo de respuesta en el último año (entre febrero de 2019 y febrero de 2020).
Las entrevistas han sido por teléfono mediante cuestionario precodificado, con una duración de 22 minutos. Los entrevistados han sido personas mayores de 18 años, que son sustentadores principales o cónyuges.