Refugiados en Salamanca: dos historias de vida lejos de casa

El pasado 20 de junio celebramos el Día internacional de las personas refugiadas en la Plaza Mayor de Salamanca, junto a las organizaciones Salamanca Acoge, YMCA y Cepaim. Nuestra voluntaria, Rafaella Zuleta, ha entrevistado a dos de los refugiados presentes durante las actividades: Shaker y Abdirizack; dos personas que llegaron a España en busca de mejores vidas, huyendo de situaciones difíciles en sus países.

A lo largo de la historia, la humanidad ha tenido que enfrentar situaciones que han obligado a millones de personas a dejar sus países. Guerras, conflictos políticos, violaciones de los derechos humanos o amenazas a la vida, son sólo algunas de las razones que provocan el desplazamiento humano. Según datos de ACNUR, en los últimos 12 años, la cifra de personas desplazadas ha ido en aumento anualmente, provocando que 1 de cada 69 personas se encuentre ahora mismo en situación de desplazamiento forzado.

Abierto a otra cultura

Siria es uno de los países con mayor proporción de desplazados en el mundo por culpa de una guerra civil enquistada desde 2011. Una guerra que ha alejado de su tierra a 6,4 millones de personas.

Shaker Ibrahim es una de ellas. Hace siete años llegó a España junto a su familia, escapando de la difícil situación y con la esperanza de un mejor futuro para sus cuatro hijos: “Voy a llevar a mis niños a vivir una buena vida”, fue el pensamiento que tuvo al viajar a España. “Poco a poco seguimos viviendo, aprendimos español y busqué trabajo”, agrega.

En estos siete años, Shaker también ha ayudado a otros refugiados que han llegado al país, recalcando la importancia de estar abierto a conocer y ayudar a otros, y al sentido de comunidad que tienen en su cultura: “Cuando llegas a un país, tienes que aprender el idioma. Si hablas mal, ellos te corrigen. La vergüenza tienes que quitarla, hay que estar abierto. Como decimos nosotros, una montaña no puede llegar a ver a otra montaña, pero una persona sí puede llegar a ver a otra persona. La montaña no se mueve, pero la gente sí”, afirma.

Una segunda oportunidad

De acuerdo con Amnistía Internacional, Somalia atraviesa una de las peores crisis alimentarias de su historia, unida a una terrible sequía que azota la zona debido al cambio climático. Más de tres millones de personas se encuentran en riesgo de morir por desnutrición y algunas zonas no son accesibles para los organismos de ayuda por la presencia de grupos insurgentes islamistas de Al Shabaab. Mientras el ejército somalí intenta recuperar los territorios controlados por los terroristas, miles de desplazados huyen, buscando un lugar seguro.

Abdirizack, un joven somalí de 25 años, llegó hace apenas siete meses a España, buscando nuevas oportunidades para su vida lejos del hambre y la guerra. Sabiendo sólo algunas palabras, Abdirizack relata la difícil situación que vive su país, de donde salió dejando atrás a sus padres y cuatro hermanos.

En este tiempo, gracias a la ayuda de organizaciones de apoyo a refugiados, como CEPAIM, ha recibido clases de español y cursos de preparación: “Me gustan las clases (de español). Tengo dos clases en sitios diferentes. Además, hace poco terminé un curso de carretilla, que me gustó mucho”, afirma. Abdirizack espera pasar un largo periodo en Salamanca para continuar sus estudios: “En mi país yo finalicé mi secundaria y quiero continuar los estudios para ser un profesional”, afirma.

Estas dos historias son diferentes en su origen, pero se unen en un mismo deseo: el de retornar a sus países, a sus hogares: “Yo quiero volver a Siria para ver a mi familia, mi casa, mis tíos. No he podido volver. Hasta que tenga cédula española no puedo ir. Si vuelvo ahora a Siria, me meten en la cárcel”, relata Shaker. Por su parte, a Abdirizack le gustaría volver a reencontrarse con su familia, pero sólo cuando la paz vuelva a su país.