El padre Olivier, sacerdote en una pequeña diócesis al norte de Burkina Faso, ofreció ayer su testimonio.
Olivier comenzó explicando la organización de su parroquia, el organigrama de trabajo. La Cáritas parroquial recibe a la gente y la escucha, la orienta en lo que necesitan, conceden una asistencia alimentaria en primera instancia. Destacó la importancia del departamento de promoción humana, habló de la formación, sobre todo en un grupo de mujeres del mundo rural, donde la mayoría no saben leer. Explicó cómo funciona el cultivo de huertas, se destina una parte a cada familia para cubrir el déficit alimentario. Destacó el compromiso de los voluntarios, actualmente 50.
El 12 de mayo de este año sufrieron un ataque terrorista mientras celebraban la misa. Asesinaron a 6 personas, entre ellos el vicario. En los últimos meses la violencia se ha intensificado, y este país del Sahel africano se ha convertido en escenario de continuos ataques y asesinatos protagonizados por grupos terroristas. Actualmente se han cobrado más de 500 vidas y unas 480.000 personas que han tenido que abandonar sus hogares para salvar su vida.
A pesar de todo esto, Lompo quiso terminar su intervención con una palabra de confianza: “Siempre queda la esperanza de que la parroquia pueda un día renacer, aunque pasen 10 años estoy seguro de que el bien vencerá al mal.”