Pieza clave en la labor de Cáritas, 120 personas han solicitado información sobre las diferentes áreas de trabajo. Más de la mitad son jóvenes estudiantes universitarios.
La pandemia está haciendo mella en muchas personas, desde que comenzó el estado de alarma Cáritas continuó su servicio readaptando los programas. Son más de 600 los voluntarios comprometidos con Cáritas diocesana y que continuaron estando cerca durante esos duros meses. Actualmente, durante el verano se han ido sumando personas que dedican parte de su tiempo o incluso, pasan un período de sus vacaciones, comprometidos con las personas más afectadas por la crisis que estamos viviendo.
Principalmente están participando en el centro de acogida de personas sin hogar ‘Padre Damián’, en los diferentes recursos para personas drogodependientes, en el centro intercultural ‘Baraka’ y en el centro de día de personas con problemas de salud mental ‘Ranquines’. Las diferentes tareas que están desarrollando son: acompañamiento a los participantes, apoyo en talleres terapeúticos y talleres ocupacionales, servicio de comedor, ludotecas y apoyos escolares, entre otras.
Se trata de un voluntariado marcadamente femenino, el 76% de las personas incorporadas a los equipos son mujeres, sólo 1 de cada cuatro voluntarios es varón. Mas de la mitad de estos nuevos voluntarios son jóvenes, menores de 30 años, estudiantes universitarios que están cursando o han finalizado ya sus estudios. En cuanto a su procedencia, el 68% son de Salamanca, destacar que el 20% de las nuevas personas voluntarias son inmigrantes, principalmente de Venezuela y de Colombia.
La pandemia mundial que ha generado el coronavirus nos ha obligado a disponer de nuestras vidas de una forma inimaginable hace tan solo unos meses. Los hábitos cotidianos, la forma de relacionarnos y la gestión de nuestras emociones nos han desbordado. La enfermedad, la muerte de nuestros seres queridos y el aislamiento han dejado paso a la inseguridad económica y laboral, a la falta de recursos básicos, a la pérdida de empleo o a los ERTES. Emerge una sociedad mucho más frágil y vulnerable con una hoja de ruta más llena de incertidumbres que de certezas. Sin embargo, es desde esta fragilidad desde donde hemos visto brotar miles de gestos solidarios llenos de caridad, de ese amor gratuito que nace del corazón de forma libre y desinteresada sin esperar nada a cambio.
Como recuerda nuestra campaña institucional “El Poder de Cada Persona”: tenemos grandes retos por delante que no podemos abordar solos, ni como individuos ni como organizaciones de forma unilateral. Necesitamos dibujar en común nuevos escenarios de vida y posibilidad para todos, y generar espacios de encuentro para sanar juntos. Gracias a todos los voluntarios que hacéis posible la acción de Cáritas cada día, cada gesto cuenta.