El informe «Hacia la sostenibilidad de las cadenas de suministro de cacao» desvela las injusticias del mercado mundial de este producto.
Con motivo de la celebración, el 20 de febrero, del Día Mundial de la Justicia Social, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, de la cual Cáritas española en miembro activo, pone el foco en las injusticias que se derivan de la comercialización mundial del cacao. Para ello, saca a la luz el informe “Hacia la sostenibilidad de las cadenas de suministro de cacao”, en el que se constata la disminución de ingresos de quienes producen cacao mientras el mercado global aumenta su facturación.
La mayoría de las personas que cultivan cacao siguen viviendo en la pobreza. En Costa de Marfil, principal país productor, las familias cacao-cultoras cobran, de media, ingresos que no llegan al 37% de la renta mínima de subsistencia. Mientras, el mercado global del chocolate, estimado en unos 103.000 millones de dólares y cada vez más concentrado en menos empresas, crece a un ritmo del 7% anual. La pobreza de las familias acrecienta otras problemáticas, como el trabajo infantil o la deforestación.
El estudio señala que para unos 50 millones de personas la producción de cacao es su principal sustento. Sin embargo, sus ingresos contrastan con lo obtenido por los fabricantes de chocolate, que reciben alrededor del 40% del precio final de una tableta, o los minoristas, cerca del 35%. Se trata de un mercado en alza, que se estima que alcanzará en 2024 los 162.000 millones de dólares. Estos ingresos quedan, además, en pocas manos: solo 3 grandes empresas concentran el 60% del procesamiento mundial de cacao, mientras otras 6 empresas controlan el 40% del mercado global de consumo de chocolate.
Trabajo infantil
El trabajo infantil es una de las problemáticas alentadas por la pobreza de las familias productoras. En 2015, 1,2 millones de menores en Costa de Marfil y 0,9 millones en Ghana trabajaban en este sector, de los cuales entre el 80 y el 90% se ocupaban de tareas peligrosas como soportar cargas pesadas, manipular productos químicos o trabajar con machetes. En las zonas medias y altas de cultivo, el 26% de los menores de Costa de Marfil y el 46% en Ghana trabajaban más horas de las permitidas, según datos de la Universidad de Tulane.
A pesar de las iniciativas llevadas a cabo en los últimos años por parte del sector, como el conocido como “Protocolo Harkin-Engel”, el Barómetro del cacao de 2018, concluye que “ni una sola empresa o Gobierno se encuentra cerca del objetivo de eliminar el trabajo infantil, ni siquiera del compromiso de reducirlo en un 70%”.
Por último, el informe plantea una serie de medidas dirigidas a la UE –principal consumidor del chocolate— para favorecer cadenas de suministro de cacao más sostenibles y humanas, como imponer la obligación a las empresas de trabajar con cacao producido de acuerdo a criterios sociales y ambientales adecuados.
Comercio justo y consumo responsable
Caritas, a través de su Red Interdiocesana de Comercio Justo (integrada por 36 tiendas y 74 puntos de venta en toda España) comercializa chocolate y cacao en todas sus variedades, que cumplen con todos los criterios y certificados del comercio justo.
Ante la celebración del Día Mundial de la Justicia Social, la red de Comercio Justo de Cáritas invita a los consumidores a adoptar hábitos de consumo responsable y a optar por la compra de chocolates de origen certificado y sostenible, sabiendo que ningún niño ha trabajado en su producción, que se ha respetado el medioambiente y que se ha pagado un precio justo en origen a los productores de cacao.