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La Navidad no entiende de muros

27 diciembre, 2024

Desde Cáritas valoramos mucho la celebración de la Navidad y que esta sea posible para todos. Y cuando hablamos de celebrar, no pensamos tanto en comidas y gastos extraordinarios, sino en tener seres queridos con los que compartir y poder caer en la cuenta del verdadero sentido de lo que celebramos.

Por eso, en todos nuestros proyectos estos días son especialmente alegres, disfrutamos del encuentro y cómo no, compartimos algún dulce navideño.

También las personas privadas de libertad celebran la Navidad. Cáritas Salamanca acompaña también en estas fechas a los internos del Centro Penitenciario de Topas y el CIS Dorado Montero.

Las personas privadas de libertad suelen pasar estas fechas entre la tristeza y la nostalgia. Cáritas busca llevar el espíritu navideño a la cárcel y acompañar a quienes sufren el encierro y la soledad. Así lo refleja el artículo publicado en la Revista de Cáritas por Gema Martín Borrego, en el que compartimos cómo se sienten los presos y las presas y cómo les acompañamos.

En este tiempo de Navidad, los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús. Es tiempo de compartir, de regalar, de sentarse a la mesa con los seres queridos, de acoger a quien está solo… No obstante, para algunas personas –las que viven en soledad no deseada, las que están hospitalizadas o las que se encuentran en prisión– la Navidad no es sinónimo de felicidad, sino de tristeza y melancolía. Es un tiempo donde la distancia y las ausencias pesan más que nunca.

“La Navidad es una época compleja porque las emociones están a flor de piel”,cuenta Almudena Iglesias, la coordinadora del Programa de Intervención Social en Prisión de Cáritas Diocesana de Salamanca, que, junto con la Pastoral Penitenciaria y Cáritas Zamora, acompaña a las personas privadas de libertad en la cárcel de Topas. “Nos encontramos con personas que no tienen familia, otras que sí la tienen y saben que no van a poder disfrutar de ella, de sus niños y niñas; también hay personas que no son católicas, o son de otras religiones, y no celebran la Navidad”, continúa Almudena. “Nuestro trabajo pasa por estar pendientes de sus necesidades individuales y por acercar la forma de vivir este tiempo tan importante para nosotros, los cristianos, respetando las diversidades y compartiendo las tradiciones que están a nuestro alcance, desde dentro”.

AGENDA FESTIVA

En el periodo navideño, la “agenda” diaria de la cárcel de Topas cambia y se multiplican las actividades lúdicas y festivas: festivales musicales, decoración de los módulos y las zonas comunes o concursos de villancicos. “Intentamos paliar, en la medida de lo posible, la lejanía de los internos con sus familias; para muchos de ellos, son momentos duros”, señala la subdirectora de Tratamiento de la prisión.

Carlos, un interno de 46 años que cumple condena en Topas desde 2016, nos confirma que lo más duro de esta época es estar lejos de la familia. “Por eso, intentamos evadirnos con actividades”, explica. De hecho, Carlos siempre participa en varias de ellas. “Hago adornos todos los años. Incluso un año me vestí de Rey Mago”, añade.

El 6 de enero reciben la visita de sus Majestades, los Reyes Magos. Ese día, en colaboración con la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón, se celebra una convivencia familiar donde todos los niños reciben un regalo. El menú también es especial durante la Navidad.

“Siempre tenemos un sabor agridulce en estas fechas porque, aunque intentamos que el ambiente sea especial cuando estamos juntos, sabemos que, una vez que nos vamos, la soledad y el silencio de las celdas son más fuertes que todo el trabajo que podamos realizar”, lamenta Almudena.

UN ACOMPAÑAMIENTO IMPRESCINDIBLE

Por eso, a su juicio, las visitas de los seres queridos son fundamentales en esta época, “aunque solo sea por el hecho de compartir un “cachito de turrón” en los vis a vis”, señala.

De hecho, Alba Crespo y Tyler Prados, estudiantes en prácticas y antes voluntarios de Cáritas en la Prisión de Topas, tratan de acudir más a menudo para “brindar apoyo adicional” a las personas privadas de libertad. “El ambiente en la época navideña es un poco nostálgico. Nosotros intentamos estar disponibles para escuchar y crear un espacio de confianza donde los internos se sientan cómodos para expresarse”, destacan Alba y Tyler. “Es importante recordar que, aunque están en una situación difícil, siguen siendo personas con historias y sentimientos. Intentamos ver solamente a la persona que tenemos delante con todas sus capacidades y oportunidades, sin juzgar. Ya fueron juzgados y están cumpliendo su condena”.

Carlos cuenta que la primera Navidad en la cárcel fue la más dura “porque es todo nuevo”. “Te vas acostumbrando porque no te queda otra”, afirma. Este año está “muy contento” porque se va de permiso y celebra la Nochevieja “con los compañeros” en el Centro ‘Padre Damián’ de Cáritas Salamanca.

CELEBRAR AL NIÑO JESÚS

“Si de todo esto podemos sacar algo positivo, es que nos ayuda a poner en valor lo realmente importante de estas fechas y que, en el exterior, muchas veces olvidamos: que lo material y el consumismo son elementos efímeros que nos dan una falsa sensación de felicidad y que nos alejan del verdadero sentido de la Navidad, que es la celebración del Nacimiento del Niño Jesús”, recuerda Almudena Iglesias. “Intentamos valorar a las personas, las relaciones humanas y la grandeza de poder crear familia en un entorno hostil”.

El Proyecto ALANDAR, vinculado al programa de cárcel, está subvencionado por el IRPF a través del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.

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