Ibáñez, de la asociación In Agrum propuso una reflexión acerca de nuestros estilos de vida y a continuación se realizó un trabajo en grupos.
La tarde comenzó con la idea de que todo está conectado, son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior. El ponente nos invitó a reflexionar sobre nuestro estilo de vida, que clasificó en los siguientes ámbitos:
– Espiritualidad
– Vida sana
– Sencillez de vida
– Consumo
– Alimentación
– Hogar
– Energía
– Transporte
– Información y formación
– Economía
– Política y sociedad
– Solidaridad
A continuación se llevó a cabo un trabajo en grupos y puesta en común de las conclusiones.
Resumen de la reflexión por grupos:
En general, estamos en camino en casi todas las propuestas de los 12 ámbitos. Hacemos ya algo, pero nos proponemos insistir más y mejorar.
Respecto a la espiritualidad, establecemos momentos específicos para reencontrarnos con nuestras convicciones, incluimos en la rutina diaria momentos específicos para el silencio y la contemplación del mundo y la naturaleza. Todo esto lo hacemos unidos a otras personas con las que compartimos ideales y nos apoyamos mutuamente.
Cuidamos algo menos la necesidad de llevar una vida sana. El ritmo de vida nos hace ir atropellados, pero queremos avanzar por recuperar una armonía serena. Cuidamos nuestra alimentación y nuestro cuerpo, pero podríamos insistir más, buscando ocasiones de cercanía a la naturaleza para sentirnos parte de ella. Queremos seguir avanzando en el equilibrio entre el trabajo remunerado y otras dimensiones de nuestra vida.
En la dimensión relacionada con la sencillez de vida, somos conscientes de la necesidad de evitar las compras compulsivas y somos capaces de desprendernos de lo que no necesitamos, pero nos cuesta más hacer ejercicios de privaciones voluntarias. Nos proponemos incluirlas en nuestra vida a medio plazo. También queremos preguntamos por las causas de nuestras necesidades de consumo, para hacernos conscientes de lo que hay en fondo de nuestros corazones.
Respecto al consumo, es ya habitual en nosotros la reutilización de la ropa y la compra de productos duraderos, pero tenemos más dificultad con el consumo de productos de comercio justo.
En nuestra alimentación, evitamos comprar agua embotellada y queremos incorporar la práctica de reducir el consumo de carne y si es posible, evitar la compre de carne de producción intensiva. Algunos ya somos consumidores de alimentos ecológicos y procuramos buscar alimentos de temporada y producidos localmente, pero queremos hacerlo habitual en nuestra vida.
En las prácticas de nuestros hogares queremos mejorar en las prácticas que reducen residuos y el desperdicio de alimentos.
Respecto al consumo de energía y agua, evitamos el desperdicio y el gasto innecesario, buscando estrategias de ahorro. Nos cuesta más contratar el suministro eléctrico a compañías 100% renovables y no buscamos las posibilidades de producción de electricidad para autoconsumo. Somos mucho más cuidadosos con el consumo de agua.
Evitamos usar siempre que podemos el coche en nuestro transporte e intentamos compartirlo, pero aún no tenemos incorporada la práctica de compensar las emisiones de CO2.
Ya lo hacemos, pero podríamos insistir más en los aspectos referidos a la formación e información, como ser críticos con la publicidad, desconectarnos de la televisión, y beber de las fuentes de nuestra religión para responder mejor a los retos de la actualidad. Nos cuesta más, aunque nos proponemos incorporarlo, preguntarnos por los intereses que hay tras las empresas de comunicación.
En cuanto a la economía, debemos mejorar en informarnos de dónde se invierte nuestro dinero depositado en los bancos y el uso de la banca ética.
En política y solidaridad, intentamos ser coherentes con nuestro voto y buscamos cauces de participación en ONGs y organizaciones de apoyo y defensa del medios ambiente. También practicamos la cercanía con las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión.
Para divulgación de estos valores, consideramos que hacemos lo posible y tenemos incorporado el trabajo en nuestras familias, especialmente con los niños. En otros ámbitos aún no hemos empezado.