El sacerdote diocesano Fructuoso Mangas nos dejaba en la madrugada de ayer lunes 30 de marzo. Lo hacía silenciosamente, como silenciosa es la vida de muchas personas y familias a las que él acompañó, tan cercano siempre a las realidades de pobreza y exclusión social. Son 57 años desde su ordenación sacerdotal los que se volcó en la tarea pastoral y social junto a los más desfavorecidos. Consiliario de Manos Unidas y muy cercano a Cáritas trabajando conjuntamente en la construcción de un mundo más justo y fraterno.
Su primer destino como sacerdote fue la parroquia de San Pablo, donde permaneció durante nueve años, y después, durante 45 años, volcó su alma y corazón en la iglesia de La Purísima, junto al sacerdote José Manuel Hernández, donde fue ejemplo de Fe para muchos.
Toda la familia de Cáritas Diocesana de Salamanca lamentamos su pérdida, recordando especialmente al Dios de la Esperanza en la figura del resucitado. La imagen de un Dios que es el futuro último del hombre.
Descansa en paz, amigo Fructuoso.