Con profundo dolor, millones de fieles en todo el mundo despiden hoy al Papa Francisco, quien falleció a los 88 años en la Casa Santa Marta, su residencia en el Vaticano.
Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, jesuita, y el primero en adoptar el nombre de Francisco —en honor a San Francisco de Asís— será recordado por una vida marcada por la humildad, la compasión y la entrega a los más pobres.
Desde su elección en 2013, Francisco se convirtió en una voz profética en tiempos de incertidumbre. Con su ya célebre frase “¡cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”, abrió un camino de renovación espiritual y pastoral que buscó volver al Evangelio en su esencia: el amor al prójimo, la humildad, y el servicio desinteresado.
Sus gestos sencillos —como quedarse a vivir en una modesta habitación en la Casa Santa Marta— fueron tan impactantes como sus encíclicas. “Laudato si’” y “Fratelli tutti” marcaron su visión de una Iglesia comprometida con el cuidado de la creación y la fraternidad universal.
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco mantuvo una estrecha relación con Cáritas, como organización de la Iglesia que encarna a través de su trabajo la compasión cristiana. Animó incansablemente su labor como expresión concreta del amor de Dios hacia los más vulnerables, especialmente los migrantes, los sin techo, las víctimas de la guerra y del hambre. En repetidas ocasiones pidió a los cristianos practicar una “caridad con rostro, con manos, con mirada“, y reconocía en Cáritas ese rostro compasivo que abraza sin juzgar.
En palabras de Manuel Bretón, presidente de Cáritas: “Compartimos con toda la Confederación y la comunidad cristiana nuestro profundo dolor por la muerte de Francisco; un gigante de la Caridad que supo llevar al mundo una renovación espiritual en momentos complejos (…) Defendió el respeto a la dignidad de la persona y nos enseñó a través de sus gestos lo que significa seguir las huellas de Jesús, con una vida firmemente entregada a los más débiles y excluidos”.
Además, Francisco supo hacerse cercano. Su lenguaje directo, su sentido del humor o su ternura al abrazar a los enfermos marcaron a toda una generación. Fue defensor incansable de la dignidad humana, incluso en los escenarios más complejos: desde la defensa de la vida en todas sus etapas hasta su llamado por la paz en zonas de conflicto, pasando por la reforma de las estructuras eclesiales.
Con su partida, la Iglesia pierde a un guía espiritual que supo mostrar que el Evangelio es una Buena Noticia viviente, y que ser cristiano es, ante todo, amar como Jesús amó. El Papa Francisco será recordado por el testimonio de una vida sencilla, llena de gestos que tocaron el corazón de creyentes y no creyentes por igual.
Desde Cáritas Salamanca, nos unimos en oración con toda la Iglesia por el eterno descanso de su alma. Que su vida inspire a seguir caminando con alegría, con fe y con ese amor incondicional que él tanto proclamó con palabras… y sobre todo, con obras.
Descansa en paz, Papa Francisco. Pastor de la misericordia.