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Espacio Verde: La Encina, comprometida con la sociedad y con el planeta

26 septiembre, 2024

En un mundo cada vez más consciente de la necesidad de preservar el medio ambiente y de fomentar la inclusión social, surgen iniciativas que, además de brindar servicios de calidad, se comprometen profundamente con el bienestar de la comunidad y la protección del planeta. La Encina es una de estas iniciativas hecha realidad.

La empresa socio laboral La Encina surgió para tender una mano a personas en situación de vulnerabilidad. Según Ana Fe, su directora, la organización está dedicada a la jardinería con la misión de embellecer, entre otras tareas, los espacios verdes de Salamanca y promover la inserción laboral: “estos servicios son la excusa para lograr esa inserción laboral. La Encina afronta la problemática de la exclusión social desde un punto de vista de la sostenibilidad, con un enfoque que trata de abordar tres ámbitos, el social, el económico y el medioambiental”.

La Encina Servicios Integrados S.L.U., nació en el año 2.000, como un proyecto impulsado desde Cáritas Diocesana de Salamanca para dar respuesta a los altos índices de desempleo que sufrían determinados segmentos de la población en situación o riesgo de exclusión social. Actualmente, en “el sector del medio ambiente, vemos que las empresas quieren contratar a los mejores en su campo”. Pero en nuestro caso, dice Ana, “contratamos a los más inexpertos, a los que, por circunstancias, no han tenido la posibilidad de acceder a ese puesto y los capacitamos, tanto dentro como fuera del puesto de trabajo. Creo, que eso es una diferencia importante. El apostar por las personas”.

Con esto de abrir oportunidades de formación en los sectores de Jardinería, Medio-Ambiente, Limpieza y Control de Plagas de áreas públicas o privadas, acota, “la gente que pasa por La Encina, termina estando muy consciente de la necesidad de cuidado del medio ambiente, de la necesidad de cuidar los recursos, del tema del agua”.

La Encina, también da una nueva perspectiva de vida y un sentido de pertenencia a la comunidad. “Utilizamos criterios de una jardinería bastante sostenible, en el sentido de que no utilizamos biocidas, no utilizamos herbicidas sintéticos. Intentamos dotarnos de equipamientos muy innovadores”.

El impacto de estas iniciativas es profundo y duradero, pues no se trata solo de ofrecer un empleo, sino de construir una red de apoyo que permita a la persona desarrollarse en lo personal y lo profesional, sin perder de vista que sus acciones tienen honda repercusión en el entorno medioambiental salmantino, aunque nuestra entrevistada hizo hincapié en la idea de que “La Encina es un paso más para llegar a otro lugar, que es el mercado laboral ordinario”.

Ciertamente, La Encina, es un recurso muy eficaz para posibilitar la formación y el empleo a las personas, en situación o riesgo de exclusión social, que pone en valor el deseo de tirar hacia delante. “Valoramos, sobre todo, las ganas de aprender y de trabajar. Independientemente, nuestra empresa, al ser una de inserción, no valora experiencia. Para nosotros, nos dice, lo importante son las ganas que tenga esa persona de superarse, las ganas que tenga de trabajar. Ese motor interno. Porque todo el mundo necesita un apoyo. Si ese motor viene a medio gas, nosotros vamos a potenciarlo”.

Respaldada por Cáritas, La Encina como empresa sin fines de lucro pone su granito de arena para garantizar que los empleados reciban el apoyo necesario para superar barreras, con lo cual contribuye a una mayor cohesión social y a la reducción de la desigualdad. “Ahora mismo somos alrededor de 28 personas”, dice Ana. “La plantilla puede variar un poco, porque siempre hay gente que entra y sale”.

La Encina entiende que la sostenibilidad no es solo una cuestión de prácticas empresariales, sino también de educación y concienciación. Gracias a su desempeño, se ha convertido en un referente en el ámbito de la economía verde en Salamanca. El modelo de negocio que lleva adelante puede ayudar a que otras empresas avancen en su compromiso con la comunidad y se conviertan en agentes de cambio social y ambiental.

Además, la educación de niños y jóvenes salmantinos en temas ambientales tiene prioridad en su agenda empresarial, así como también la reducción de la huella de carbono, implementando el uso de vehículos eléctricos y el desarrollo de mejores prácticas en jardinería. La Encina es un ejemplo para el sector: “nosotros, en algunos casos, sí hemos sido pioneros, y además, no somos más que un eslabón en la cadena dentro del circuito de apoyo de Caritas Diocesana de Salamanca”.

Carmen Sanchis.

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