En una situación de crisis económica a la que todos nos enfrentamos, las facturas de los suministros energéticos caen como una espada de Damocles que nos afecta a todos, y en especial a los colectivos más vulnerables. Por eso, dedicamos nuestro Espacio Verde de abril a tratar este tema, gracias a la entrevista que ha realizado nuestra voluntaria Esther Sánchez a Pablo Labajos, consultor en Sostenibilidad, Comunicación y Educación Ambiental, y miembro del grupo local de la Cooperativa Energ-ética:
Ingeniero agrícola y licenciado en Ciencias Ambientales, Labajos se dedica a la consultoría estratégica y a la asesoría en el sector educativo. Algunas de sus propuestas plantean soluciones de las que hasta la fecha se ha hablado poco y en las que se deberían implicar administraciones y organizaciones sociales. Algunas de estas soluciones, además de rebajar la factura, van orientadas en la línea de la sostenibilidad.
Preguntamos a Pablo si podemos hacer algo a nivel individual.
“Hay muchas maneras de abordar el tema energético. Como individuos tenemos un ámbito limitado de actuación, pero como consumidor, puedo elegir entre las opciones que ahora tenemos a nuestra disposición. La energía es un mercado muy regulado, protegido y estratégico, que estaba en manos de unos pocos actores. Ahora se están abriendo nuevas líneas, y ahí es donde se pueden tomar decisiones. Un individuo puede elegir formar parte de una comercializadora energética diferente como son las cooperativas, que buscan una energía limpia y renovable, en contraposición a otras entidades puramente comerciales, que buscan el beneficio económico. Se pueden crear nuevas comunidades o sumarse a algunas existentes. Las soluciones técnicas están ahí, a mano, pero lo que hay que hacer es trabajar mano con mano”.
¿Qué son las comunidades energéticas?
“Se trata de una nueva forma de relacionarse en la que la energía no solo se consume y se paga, sino que también se produce. Son una oportunidad económica para quien puede afrontar esta inversión monetaria, pero también para los que pueden aportar a su comunidad otros factores productivos, porque cada comunidad energética puede elegir sus normas internas y su forma de funcionar”.
¿Quién puede crear una comunidad energética local y qué se necesita para ponerla en marcha?
“Cualquiera puede hacerlo. En necesario tener la inversión o poder buscar la financiación para la instalación, así como realizar los trámites administrativos o dejar que una entidad con experiencia nos acompañe en todo este proceso. Necesitamos crear una entidad jurídica con funcionamiento democrático desde la que gestionar la inversión para la producción de energía renovable, que debe producirse en un radio de 2000m actualmente. Es decir: creamos una asociación, una cooperativa o una empresa que aglutina a las personas interesadas y en la que todos pueden votar para tomar decisiones. Para esta creación es necesario poner de acuerdo a muchas personas, para lo que es aconsejable un proceso participativo, acompañado por personas con experiencia como las que hay en la Cooperativa Energética. Ayuda también que sea liderado por una administración o una organización social. Una vez creada, hay que tener claro el reglamento de gestión, cómo se producirá la energía y cómo participa cada miembro. A partir de aquí entra la parte técnica: se hace el diseño técnico de la instalación de producción, las obras de instalación y los trámites administrativos y de gestión… ¡y a funcionar, produciendo y consumiendo de forma local y renovable!”
¿Cómo se puede participar en una comunidad energética?
“El dinero no es la única forma de participar en estas comunidades. Se pueden asignar cuotas de producción. Es posible participar cediendo terrenos o espacios. Depende de lo que se acuerde dentro de cada comunidad. Entramos en un momento en el que las formas de relacionarse son nuevas. Es posible crear cuotas solidarias en el seno de una comunidad energética, destinar un porcentaje a los individuos menos favorecidos… Algo muy improbable en una entidad comercial”.
Hablas de decisiones desde el ámbito individual, pero quizás habría que incidir en comportamientos colectivos impulsados desde las organizaciones o la propia administración.
“Podríamos decir que hay que abordar el tema energético más allá de las propias ayudas para el consumo. Todo lo que se ha gastado en bonos sociales, se podía haber invertido en proyectos de consumo sostenible orientados a la producción con fórmulas de autoconsumo. Por parte de las administraciones, se puede ayudar a producir con estas fórmulas, liderar procesos participativos. Las cooperativas ya estamos aportando acompañamiento para implantar estas fórmulas. Desde la Cooperativa Energética se ha acompañado a comunidades de vecinos y municipios en la creación de comunidades energéticas locales”.
Muchas veces pensamos que la sostenibilidad es cara ¿Puedes darnos tu opinión?
“Un sistema no sostenible responde peor a situaciones de crisis. Se habla mucho de sostenibilidad y esta es más necesaria en momento de crisis. El concepto de sostenibilidad tiene tres pilares: el ambiental, el social y el económico. Hay que pensar en una manera de satisfacer nuestras necesidades sin dañar a los otros. Una vivienda tiene unos consumos y además, unos impactos y a la hora de valorar la sostenibilidad hay que pensar en estos tres pilares y por lo tanto en los consumos, pero también en la procedencia de los suministros. En los temas energéticos además de la cantidad, se debe hablar de la calidad, en el sentido de que hoy ya podemos optar por energías renovables o limpias”.
Desde Cáritas Salamanca, agradecemos a Pablo su tiempo para hablarnos de vivienda sostenible. Aquellos interesados que quieran ampliar la información, les recomendamos la charla en la que participó el pasado 12 de diciembre dentro de nuestra campaña de Operación Vivienda, en el siguiente ENLACE. ¡Gracias!