Con motivo de este 22 de marzo, Día Mundial del Agua, nuestra voluntaria y periodista Esther Sánchez plantea en el espacio verde de Cáritas una reflexión sobre un concepto que, en sí mismo, es una llamada de atención al papel que cada uno de nosotros desempeña frente a las amenazas que padece nuestro mundo: la HUELLA HÍDRICA.
“El concepto ‘huella hídrica’ lo acuñó un catedrático holandés, Arjen Hoekstra, en 2002 y se refiere a la cantidad de agua dulce que se utiliza para producir los bienes y servicios consumidos. La propia expresión nos está recordando que todo deja huella y que, por lo tanto, cada cosa que compramos, cada cosa que comemos, cada uno de nuestros comportamientos están contribuyendo a la huella hídrica… y en el caso de España, no lo estamos haciendo bien.
España es el octavo país a nivel mundial con mayor huella hídrica y el segundo de Europa, con 2.461 m3 por habitante al año. El equivalente a gastar 6.700 litros por persona y día.
Arjen Hoekstra fue un pionero, y de él dicen que cambió la forma de entender el mundo del agua. Fue el primero que analizó el vínculo entre la actividad humana y la apropiación de recursos de agua dulce del planeta. Según su propio relato, se le ocurrió debajo de la ducha y hoy nos propone una forma de enfrentarnos a este bien escaso y uno de los grandes retos que tiene planteado nuestro planeta.
La huella hídrica es hoy el estándar global para medir el uso del agua y aplicar medidas de gestión. Cada persona, comunidad, empresa o país “deja” su propia huella hídrica, que se compone de la combinación de tres tipos de huella en función de la procedencia del agua:
- Huella hídrica verde: el agua de precipitaciones (lluvia y nieve) que queda almacenada en la tierra y se evapora, transpira o incorpora las plantas. Particularmente relevante para productos agrícolas, hortícolas y forestales.
- Huella hídrica azul: el agua que proviene de recursos hídricos subterráneos o en superficie y que o se evapora durante la producción de un bien, o se incorpora a él o es vertida en el mar. La agricultura de regadío, la industria y el uso doméstico del agua pueden tener huella hídrica azul.
- Huella hídrica gris: la cantidad de agua fresca requerida para diluir el agua contaminada en el proceso de producción hasta que esta cumpla con unos estándares de calidad.
Una enorme huella alimentaria
Se calcula que el 70% de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada con lo que se come, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Para producir alimentos se requieren enormes cantidades de agua, siendo la carne el producto que más litros precisa para su elaboración:
- 400 litros de agua para 1 kilo de ternera
- 700 litros para 1 kg. de cordero
- Cerca de 6.000 litros para 1 kg. de cerdo
- 300 litros para 1 kg. de pollo
La dieta mediterránea, por el contrario se asocia a un menor consumo de agua, especialmente de la mano de las frutas y verduras:
- 70 litros para una sola manzana
- 50 litros para una naranja
- 25 litros para una patata
- 13 litros de agua para producir una lechuga o un tomate
Es necesario adoptar una alimentación sostenible, reduciendo el consumo de los alimentos que requieren más agua, así como apoyar la agricultura, la ganadería y la pesca local.
Consejos para reducir la huella
Otro sector que se caracteriza por un elevado consumo de agua es la industria textil, en todas las fases de producción. Desde el cultivo de la materia prima, pasando por el procesamiento y la fabricación de cada prensa, hasta el embalaje del producto final.
Según la Red de la Huella Hídrica, una camisa de algodón de 250 gramos utiliza 2495 litros de agua (54 % verde, 33 % azul, 13 % gris), mientras que la huella hídrica del cuero es mucho mayor: 17 093 litros de agua por kilo (93 % verde, 4 % azul, 3 % gris). Como consumidores conscientes debemos reducir la compra de ropa innecesaria y evitar las prendas con una gran huella hídrica. Para lograrlo, es aconsejable consultar las etiquetas de las prendas y su composición.
Los ciudadanos podemos contribuir a reducir nuestra huella hídrica con comportamientos diarios, con las precauciones más triviales, como cerrar el grifo mientras te enjabonas o te cepillas los dientes, reducir la duración de las duchas y usar cabezales de ducha ecológicos, no utilizar el inodoro como si fuera una papelera, comprar electrodomésticos eficientes y utilizarlos a carga completa, regar las plantas por la noche para evitar que se pierda por la evaporación, o arreglar las llaves y tuberías cuando goteen. Es necesario evitar el despilfarro de agua y por supuesto, no contaminar ríos, lagos y mares.”
Proteger el agua es un deber de todos.