El pasado sábado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua con el lema “Agua para la paz”. Nuestra voluntaria, Carmen Sanchís, nos invita a reflexionar sobre la importancia de este recurso esencial para la vida, y cómo podemos hacer un uso responsable que garantice un futuro sostenible. Porque cada gota cuenta, y en nuestras manos está proteger y valorar el agua que nos da vida.
“¿Quién puede imaginar un mundo sin agua? Nada de duchas refrescantes en el verano o un café humeante por la mañana. Tampoco ese vaso frío que calma la sed en un día caluroso. Suena imposible, pero quizás esa realidad está más cerca de lo que nos gustaría admitir. Cada 22 de marzo, desde 1993, se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha que quiere hacernos conscientes de algo que, irónicamente, olvidamos con facilidad: el agua es vida. Sin ella, no hay cultivos, ni bosques, ni ciudades. El lema de este año lo resume acertadamente, “Agua para la paz”; una idea poderosa que nos dice que compartir y gestionar bien este recurso puede ser la clave para evitar conflictos en el futuro.
Así que merece la pena entender que mientras unos luchan por el acceso al agua potable, otros, casi sin darse cuenta de ello, la desperdician. Debemos preguntarnos entonces qué estamos haciendo por cuidarla. Si alguien te preguntara cuánta agua usas al día, seguramente pensarías en la que bebes o en la que utilizas al ducharte. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. Aquí es donde entra en juego un concepto clave: la huella hídrica, que mide cuánta agua se necesita para producir todo lo que consumimos, desde la ropa que vestimos hasta los alimentos en nuestro plato, por lo que todos vamos dejando el trazo de una huella hídrica propia.
Y si crees que en España usamos poca agua, piénsalo de nuevo: el consumo medio por persona es de 132 litros al día, sin contar lo que se oculta en la huella hídrica de los productos que compramos y usamos cada día. Por suerte, en algunos rincones de nuestro país se están tomando cartas en el asunto. En Castilla y León, por ejemplo, la Universidad de Burgos está liderando el proyecto LIFE-NITRAZENS, con el apoyo de la Comisión Europea, para luchar contra la contaminación del agua por nitratos. También hay iniciativas más creativas, como el concurso de fotografía de la Confederación Hidrográfica del Duero, que invita a capturar la belleza del agua en su estado más puro, o las actividades del Museo de la Ciencia de Valladolid, que usa el cine y la educación para hacernos reflexionar sobre este recurso vital.
Pero, aunque estos proyectos son un paso en la dirección correcta, el reto sigue siendo enorme. El cambio climático, el abuso de los acuíferos y la contaminación siguen pasando factura. Y aquí es donde cada uno de nosotros, con pequeños gestos, en nuestra casa y en nuestras comidas, por ejemplo, podemos marcar una diferencia.
En casa, al tomar una ducha, elige una rápida en vez de una larguísima. Pasar de 10 a 5 minutos ahorra unos 60 litros de agua. Cerrar el grifo al lavarte los dientes, afeitarte o fregar los platos, ahorra hasta 12 litros por minuto. Reparar fugas, porque un grifo que gotea puede desperdiciar 30 litros al día. Usar electrodomésticos con consciencia; no pongas la lavadora o el lavavajillas a medio llenar, pues se desperdicia agua y energía en el proceso. Incluso recoger agua de lluvia sirve perfectamente para regar las plantas.
En cuanto a la alimentación, menos carne y más vegetales. No se trata de volverse vegano, sino de reducir el consumo de carne, cuya producción demanda gran cantidad de agua. Escoger productos locales y de temporada también es buena opción; los alimentos viajan menos, requieren menos agua y son más sostenibles.
El Día Mundial del Agua nos da la oportunidad de reflexionar, pero lo importante es lo que hacemos los 364 días restantes. Porque cuidar el agua no es solo cosa de gobiernos y científicos. También es responsabilidad nuestra. Y aunque no podamos cambiar el mundo de la noche a la mañana, sí podemos empezar con un gesto pequeño. Cada gota cuenta, no la dejes escapar…”
Carmen Sanchís, voluntaria de Cáritas Salamanca.