En empleo no es un privilegio, es un derecho

Un mes más tiene lugar una nueva cita con los círculos de silencio, en esta ocasión reclamando el derecho a un trabajo digno.
Se habla de bonanza y de recuperación económica a escala macroeconómica, pero debemos hacer una lectura conforme a la realidad del mercado laboral. Por eso recordamos que:

• En España más de cinco millones de personas están desempleadas. El 43% de ellas no percibe prestación por desempleo. Y más de un millón setecientas mil familias tienen a todos sus miembros en paro.

• Se produce una mayor desprotección de las personas desempleadas. Según las encuestas del Servicio Estatal de Empleo, los cinco millones que perdieron su trabajo lo hicieron contra su voluntad. Y el 61% de los que reciben una prestación por desempleo alcanzan unos ingresos de tan solo 420 € al mes, cantidad insuficiente para que una familia viva dignamente.

• La escasa contratación que se da en Salamanca es de baja calidad, con un alto grado de temporalidad y además a tiempo parcial. Nueve de cada diez nuevas contrataciones son temporales.

No se ha producido un cambio estructural en nuestra economía ni en nuestro sistema productivo. Seguimos siendo un país con una economía basada en el sector de los servicios, la cual no impulsa la regeneración económica. Al contrario, produce un empleo precario, mal pagado, estacional, insuficiente, inestable y carente de dignidad.

• Con todas las personas que están sufriendo esa injusticia. En especial con aquellas que han perdido sus prestaciones por desempleo, cayendo en una situación de vulnerabilidad crónica. Se ven abocadas a la pobreza y pierden su condición de ciudadanos de pleno derecho.

• Con aquellos que han encontrado un trabajo tan precario, que no logran abandonar las bolsas de pobreza generadas en nuestro país.
• Con aquellos que han tenido que abandonar nuestra provincia por falta de oportunidades. Lo que supone infravaloración para nuestro territorio y para nuestra economía. Además se agrava el problema de la despoblación y del envejecimiento de nuestra población.

Por eso denunciamos la ineficacia de las políticas de recorte que nos han llevado a esta situación. Son políticas marcadas de nuevo por la Unión Europea. Lo ha denunciado Cáritas de Europa: “los pobres siguen pagando por una crisis que no causaron”.