Bajo este lema tuvo lugar el último encuentro de los círculos de silencio. Fue ayer, jueves a las 8 de la tarde junto a la iglesia de San Marcos.
Un año más vuelven los círculos de silencio, comenzamos el año recordando la situación de las personas migrantes de su países, que huyen de situaciones de miseria o de persecución, buscando mejores posibilidades o en algunos casos, salvar su vida.
Nos preocupan las políticas de control migratorio que practica España, como el blindaje de las fronteras y la privación de libertad indiscriminada de personas extranjeras cuya única falta es no tener la documentación en regla. Cada año, miles de personas migrantes son encerradas en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) sólo por encontrarse en situación irregular. En ellos, las condiciones de estancia suponen la privación de derechos más allá de la falta de libertad de movimientos: sufrimiento psicológico, deficiente atención jurídica, quejas repetidas de violencia policial y escasa asistencia sanitaria.
Nos preocupan las políticas de control migratorio que practica España, como el blindaje de las fronteras y la privación de libertad indiscriminada de personas extranjeras cuya única falta es no tener la documentación en regla. Cada año, miles de personas migrantes son encerradas en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) sólo por encontrarse en situación irregular. En ellos, las condiciones de estancia suponen la privación de derechos más allá de la falta de libertad de movimientos: sufrimiento psicológico, deficiente atención jurídica, quejas repetidas de violencia policial y escasa asistencia sanitaria.
La realidad de las migraciones, con las dimensiones que alcanza en nuestra época de globalización, tiene que ser afrontada y gestionada de un modo nuevo, equitativo y eficaz, que exige en primer lugar una cooperación internacional y un espíritu de profunda solidaridad y fraternidad.
Se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación —que, al final, corresponde a la «cultura del rechazo»— a una actitud que ponga como fundamento la «cultura del encuentro», la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor, que en definitiva es lo que buscan las personas que emigran.
Se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación —que, al final, corresponde a la «cultura del rechazo»— a una actitud que ponga como fundamento la «cultura del encuentro», la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor, que en definitiva es lo que buscan las personas que emigran.
Bajo el lema: “Movilízate por los derechos de todos”, tenemos una cita el último jueves de cada mes a las 20:00 h de la tarde, en la plaza de la Iglesia de San Marcos (junto al Toscano).