Este fue el título del encuentro que tuvo lugar ayer del arciprestazgo de los barrios de Garrido y El Rollo.
La parroquia de María Auxiliadora acogió ayer este acto a cargo de Carmen Calzada, directora de Cáritas Salamanca. Carmen comenzó su exposición hablando de la vocación del servicio: “Todas y todos los que estamos aquí, los que no están hoy, pero están participando como voluntarios, hemos sido llamados y enviados a poner nuestra vida al servicio del evangelio en nuestra acción con los pobres y llamados, no en cualquier sitio, sino en una institución eclesial – Cáritas-, en una comunidad cristiana que es servidora de los pobres.”
Hizo hincapié en la tarea de los voluntarios y el importante compromiso que adquieren, los retos que van surgiendo, como por ejemplo la pandemia, la crisis, las situaciones de emergencia que estamos viviendo… En la realidad de desfonde e indiferencia en que se encuentra sumida nuestra sociedad y nosotros mismos muchas veces como parte de ella, es necesario IZAR LAS VELAS. Carmen definió el papel de los voluntarios no solo como una manera de ocupar el tiempo libre, ni de hacer algo útil por los demás; Como recordaba Benedicto XVI, los voluntarios experimentan el gozo de ser “instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios”.
Finalmente, Calzada hizo una llamada a convertirnos en discípulos de la vida: “Ante los muros de exclusión necesitamos aprender, cada día más, a cultivar la capacidad de escucha activa, tolerante, empática y humilde. Saber convertirnos en discípulos de la vida que nos permite aprender de todas las personas, circunstancias y culturas ofreciendo nuestra palabra sencilla y modesta que ayude a derribar muros y establezca puentes de diálogo. Que nos ayude a reclamar que, la primera exigencia del amor es la justicia.” Cuando el relativismo dominante está vaciando las palabras de significado, necesitamos dar contenido y significado a las palabras, añadió: “Hoy más que nunca hablamos de casa común, de persona, de dignidad humana, de desarrollo integral, de derechos, pero tenemos que preguntarnos qué significan para nosotros porque, en la cultura actual, no tienen una sino muchas respuestas que habrá que conocer. De ahí arranca la necesidad y la importancia de nuestra formación y de sentirnos parte de un proyecto común en la comunidad cristiana, animando nuestra participación como miembros de Cáritas en la misma y en los territorios.”