Desde hace meses, el Proyecto Ranquines refuerza su labor en el ámbito de la salud mental en Peñaranda de Bracamonte, donde cada quince días, específicamente los martes, Paco y Ana, dos miembros clave del equipo, se trasladan a la localidad para ofrecer intervención psicológica, escucha activa y apoyo emocional a quienes más lo necesitan.
Las sesiones tienen lugar en los salones cedidos por la parroquia, un espacio que se ha convertido en un punto de encuentro para personas con problemas de salud mental y sus familiares. También se visitan otras pequeñas localidades cercanas desde donde, ocasionalmente, se demanda nuestra presencia.
“Muchas personas llegan con angustia, desorientación o la necesidad de ser escuchadas sin juicios. Nuestro trabajo es acompañarlas y darles herramientas para gestionar su situación”, explica Ana. Además de la atención individual, el proyecto está capacitando un pequeño equipo de voluntarios formados para la acogida y el seguimiento de casos, fomentando una red de apoyo en la comunidad.
El Proyecto Ranquines amplió su radio de acción para romper el estigma en torno a la salud mental y facilitar el acceso a recursos en entornos rurales. “Sabemos que en pueblos como Peñaranda hay demanda, pero a veces faltan servicios cercanos. Por eso seguiremos viniendo mientras haga falta”, destaca Paco.
La colaboración con las compañeras de animación comunitaria de Cáritas y con los CEAS ha sido fundamental para identificar las necesidades del área y canalizar las solicitudes de apoyo. Gracias a este trabajo conjunto, el Proyecto Ranquines continúa siendo un recurso esencial para la comunidad de Peñaranda, demostrando que la solidaridad y el acompañamiento pueden marcar la diferencia en la vida de muchas personas.
Ranquines es un proyecto cofinanciado por el IRPF de la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento y la Diputación de Salamanca y Fundación la Caixa, junto con fondos propios.