Los participantes del Centro de Día de Atención a las Drogodependencias de primera fase realizaron ayer la ruta del camino de Santiago desde Puerto de Béjar a Fuenterroble de Salvatierra.
Así nos lo cuentan desde este centro:
“Empezamos en la veterana Casa Adriano y el barrio de la Estación De Puerto de Béjar y pasamos bajo el puente de la autovía, donde las obras han descubierto otro tramo de calzada romana. Más adelante hay un área recreativa y la reproducción del miliario CXXXII. Supuestamente fue en este lugar, a 132 millas de Mérida, donde estaba asentada la mansio Caecilio Vico. Bajamos por el robledal hasta el puente de la Magdalena o de la Malena, que cruzamos para salvar el cauce del río Cuerpo de Hombre donde tomamos un tentempié.
A unos metros se alza un miliario y de seguido veremos un corral a mano derecha. Merece la pena saltar la valla de madera y entrar, porque guarda uno de los miliarios mejor conservados de toda la Vía. Se trata del número CXXXIV. Tras la visita disfrutamos de un tramo de tres kilómetros junto al río, hasta llegar a la carretera (y enlazar de nuevo con la antigua calzada, por la que ascendemos a Calzada de Béjar, donde lo primero que encontramos es la ermita del Humilladero que atravesamos hasta llegar a la plaza, donde está la iglesia de la Asunción y donde podemos admirar una muestra de la más típica arquitectura serrana.
Dejamos la localidad para llanear durante seis kilómetros por el valle del Sangusín. A la izquierda, a lo lejos, las Batuecas y la Sierra de Francia. A la derecha, las sierras de Béjar y Candelario. El recorrido está jalonado por varios miliarios. Entre ellos el número CXLII, que se encuentra de nuevo a la orilla del río Sangusín donde comimos una rica paella.
Salimos al asfalto durante un corto trecho y tomamos un camino que nos llevará hasta Valverde de Valdelacasa, en cuyo término se debió situar la mansio ad Lippos.
Aquí nos reciben unos cruceros y la iglesia de Santiago. No tardamos en cruzar Valverde de Valdelacasa, que luce algunas esculturas jacobeas, para tomar la carretera que nos conduce, en ascenso, hasta la siguiente población: Valdelacasa, donde alcanzamos los 950 metros de altitud.
Abandonamos el pueblo y más adelante dejamos el asfalto por la izquierda. Vamos finiquitando los últimos seis kilómetros de la jornada entre robledales. Aún habrá tiempo para más sorpresas, como la que nos depara el miliario CXLVIII, repuesto en el bautizado como Bosque del Peregrino. Aún retornamos una vez más a la carretera para alcanzar finalmente Fuenterroble de Salvatierra.
Fue una jornada dura por el camino recorrido pero una vez conseguida la meta en Fuenterroble había en el grupo una gran satisfacción y también cansancio”.