La entidad alerta sobre el aumento de casos crónicos, en los que la vulnerabilidad se acrecienta
El pasado mes de marzo el Centro de Día de Atención Integral de Drogodependencias de Cáritas Diocesana Salamanca tuvo la auditoría de renovación del Sistema de Calidad de Servicio QUALICERT en cuanto al cumplimiento de los requisitos establecidos en el Manual relativo a ‘TRATAMIENTO DE LAS ADICCIONES Y LAS DEPENDENCIAS DE CENTRO DE DÍA’ y verificar el grado de implantación del Sistema de Calidad de Cáritas Diocesana de Salamanca con la colaboración de la Obra Social de la fundación La Caixa.
La búsqueda de calidad de Cáritas Diocesana de Salamanca responde a su compromiso ético con los desfavorecidos, a los que reconoce así el derecho a ser tratados y atendidos en las mejores condiciones posibles. La calidad no será posible si no descansa en un conjunto de valores compartidos; es decir, la ética es un pre-requisito de la calidad entendida en sentido avanzado.
Como remarcan desde el Centro de Día, se parte de un núcleo sustancial en cuantas acciones enmarca la labor de la institución y sus correspondientes repercusiones, es decir, su capital humano. Entendiendo que sólo se alcanzarán cotas de calidad en nuestras acciones si partimos de lo más importante: la calidad humana, sabiendo que sólo así podremos intentar conseguir el auténtico camino hacia la excelencia. Camino que pasa por estas tres claves:
- La persona. Abrir las posibilidades de ser desde cada historia personal.
- El tiempo. El que cada persona necesite. Es el ritmo de la personalización.
- El encuentro, acompañando. Este es el elemento más relevante de la acción social de Cáritas. Acompañar no es simple compañía, sino compañía sincronizada que apuesta por el otro.
Aumento de la cronicidad
Desde el Centro de Día de Prevención y Atención a las Drogodependencias de Cáritas Diocesana de Salamanca se lleva tiempo viendo la necesidad de hacer una reflexión sobre los distintos perfiles de personas con las que se trabaja, especialmente con los denominados ‘crónicos’, la expresión más grave y dramática de los fenómenos de exclusión social porque se constata el aumento de la cronicidad de personas mayores y adiciones.
Son sus peculiaridades personales, en la mayoría de los casos asociadas a la enfermedad mental y adiciones, lo que los hace más vulnerables, y esto les lleva a iniciar y repetir procesos una y otra vez (muchas veces animados por los propios agentes), procesos que en la mayoría de los casos no concluyen de manera satisfactoria para la persona.
En el trasfondo de esta reflexión debe ir implícito un cambio de mirada a la hora de intervenir con estas personas que denominamos crónicos, porque son una parte de los excluidos con un gran potencial al creer en el vínculo y relación con los recursos, y por eso vuelven una y otra vez.
En conclusión, son personas con un deterioro arraigado y progresivo en el tiempo, relativo a sus capacidades o condiciones tanto físicas, psíquicas y/o sociales, que les está incapacitando para saber hacer frente o dar solución a sus dificultades, problemas, creencias, etc., así como para conseguir un desarrollo y crecimiento personal.