El centro de día de salud mental, Ránquines, tuvo que cerrar sus puertas con el inicio del Estado de Alarma, pero continúa estando cerca de las personas de forma telefónica. Por un lado, se trata de facilitar el apoyo en necesidades básicas de compras o medicación, pero más allá de esto, llamamos a cada persona diariamente para conocer su estado y poder gestionar la ansiedad debido al confinamiento. Hasta el momento se ha acompañado a 41 personas con más de 500 llamadas. Por otro lado, cabe destacar que algunas personas están acudiendo al centro a ducharse, ya que no disponen de agua caliente en sus domicilios, o a poner la lavadoras, cosas habituales para muchas familias, pero un lujo para otras.
Citando a Daniel Jover: “Ahora nos encontramos confinados y aislados. Ya sabíamos que la seguridad completa no existe… Que la vida es contingente. De golpe unos factores imponderables e imprevistos nos dejan a la intemperie: el maldito virus- ENEMIGO INVISIBLE: ¿Qué consecuencias e impactos tendrá? A nivel económico, social y comunitario, psicológico y de trastornos de salud mental?
Esta situación que estamos viviendo es dura para todos, pero sin duda, lo es aún más para las personas con problemas de salud mental. Es por ello que desde Cáritas queremos que nos sientan más cerca aún. “Hasta el momento la mayoría de ellos está llevando la situación bastante bien, incluso se afianzan relaciones entre ellos y se llaman unos a otros”. Así lo afirma Francisco Berbegal, coordinador de este proyecto diocesano.
En medio de la incertidumbre en la que estamos inmersos, celebramos la esperanza de la Pascua y nos sumamos a la certeza que nos comparte D. Jover: “Pero mientras tanto las flores y los tulipanes del jardín de casa van creciendo: sentimos la PRIMA-VERA que ya ha llegado con su promesa de energía y vitalidad: la vida-a pesar de todo- se abre.”