El convento de San Esteban acogió ayer una nueva jornada formativa bajo el lema. “La Huella de Dios presente en la exclusión”. Esta sesión se enmarca en las jornadas organizadas por la pastoral penitenciaria junto con Cáritas.
Jesús Espeja es dominico y experto en cristología. A parte de su trabajo como profesor en la universidad de teología de los Dominicos y la escuela para laicos, ha escrito varios libros y artículos sobre este tema. Espeja, ayer hizo un repaso del mundo de la exclusión a través de la huella de Dios.
El dominico comenzó desde la figura de Jesús como un hombre cercano y misericordioso, su corazón se conmueve y hace suyo el sufrimiento de los pobres.
En segundo lugar se centró en la idea de Dios presente entre los excluidos bajo el criterio moral “Lo que hayáis hecho con estos mis hermanos excluidos, a mi me lo hicisteis”. Subrayó: “La fe cristiana es un encuentro personal y comunitario con los excluidos, no dogmas, ni creencias…” Ya que Dios está presente en los excluidos mediante amor gratuito y creador, originando su existencia, garantizando su dignidad de personas, inspirando y sosteniendo sus justos reclamos.
El dominico comenzó desde la figura de Jesús como un hombre cercano y misericordioso, su corazón se conmueve y hace suyo el sufrimiento de los pobres.
En segundo lugar se centró en la idea de Dios presente entre los excluidos bajo el criterio moral “Lo que hayáis hecho con estos mis hermanos excluidos, a mi me lo hicisteis”. Subrayó: “La fe cristiana es un encuentro personal y comunitario con los excluidos, no dogmas, ni creencias…” Ya que Dios está presente en los excluidos mediante amor gratuito y creador, originando su existencia, garantizando su dignidad de personas, inspirando y sosteniendo sus justos reclamos.
En tercer lugar, destacó algunas consecuencias:
– Sed misericordiosos. Esto no se reduce a beneficencia, implica coherencia en la vida, compromiso por la justicia social, construir la paz, entrar en el tejido sociopolítico y sufrir el conflicto.
– Sed misericordiosos. Esto no se reduce a beneficencia, implica coherencia en la vida, compromiso por la justicia social, construir la paz, entrar en el tejido sociopolítico y sufrir el conflicto.
– La compasión ante el sufrimiento de los excluidos es el punto de partida para la ética. Las religiones, si bien no se reducen a la ética, no pueden ser aceptadas si no aceptan una ética que trate de hacer justicia con los excluidos.
– Tenemos que tender hacia una cultura inspirada en la misericordia, es decir, una forma de interpretar y organizar la vida.
– Tenemos que tender hacia una cultura inspirada en la misericordia, es decir, una forma de interpretar y organizar la vida.
Por último, Espeja terminó su exposición analizando la percepción de Dios desde los excluidos. Esta es la clave para la presencia pública de la Iglesia en la sociedad española. La mirada de los excluidos puede ser referencia para completar la herencia del Vaticano II. Jesús concluyó con esta cita de: “Las mujeres que fueron al sepulcro y lo encontraron vacío, el ángel les dijo: – Buscadlo en Galilea” Es decir, con los excluidos, los marginados, los pobres.