En el Espacio de Verde de esta semana, Carmen Sanchis nos habla de cómo la movilidad actual y el modelo energético genera problemas de contaminación, congestión y pobreza. ¿Cómo me muevo? ¿elijo preferencialmente el transporte público?
La vida se vive de prisa. Queremos llegar pronto, movernos. Cada quien se desplaza a su aire por la ciudad, aprovechando intensamente los medios de transporte a su alcance, sin pensar que nuestros coches contaminan y empujan al planeta hacia el colapso. Los habitantes urbanos tenemos patrones de movilidad basados en la utilización de combustibles fósiles. Apenas somos conscientes de que el modelo energético asentado en el petróleo, gas y carbón producirá -de no bajar el ritmo-, más CO2 que el que la tierra podrá asimilar. También verteremos más productos tóxicos que terminarán por aniquilar múltiples ecosistemas; degradando la casa común.
Los países y las industrias están en medio de negociaciones y formulación de políticas públicas dirigidas a proteger el medio ambiente en una carrera contra reloj, que no va lo suficientemente rápido. Por ejemplo, cada año 4,2 millones de personas mueren a causa de la contaminación del aire. El 90% de la población que vive en ciudades europeas está expuesta a elevadas concentraciones de contaminantes atmosféricos. En el caso de España, el 25% de las emisiones de CO2 están vinculadas con el transporte.
En términos de calidad de vida, un conductor en Barcelona, la localidad más congestionada del país, pasa 6 días del año atascado en su coche. La cara oculta del tema energético se relaciona con la pobreza, afectando a un 40% de españoles y causando más de 7 mil muertes prematuras cada año. Otra dimensión del problema está representada por la extracción de litio para las baterías de los coches eléctricos, la cual genera explotación laboral, deterioro ambiental y conflictos.
Paradójicamente, algunas naciones europeas han implementado leyes restrictivas para proteger su territorio de los efectos del fracking y no toman en cuenta la aplicación de esta técnica de extracción de combustibles fósiles en otros países.
Como vemos, el asunto de la contaminación ambiental tiene muchas caras, pero esta vez enfocamos un aspecto: la forma en la cual nos movemos hoy incidirá en nuestro mundo futuro. ¿Qué puedes hacer tú? Caminar, andar en bici, usar el bus, el tren. Respaldar el llamado del Papa Francisco en el Laudato Si, en pro de la urgente “(…) Necesidad de priorizar el transporte público en las ciudades (…)”.
Con la idea de reducir la huella de carbono también podemos compartir el coche con otros que van al mismo sitio, participar en proyectos de energía limpia para compensar el CO2 de nuestros viajes, y asociar nuestras finanzas con la banca ética y el medio ambiente. Apoyar con nuestra suscripción nuevos modelos energéticos, incluso, reflexionar sobre nuestras compras por internet. En ese sentido, Cáritas pone a disposición el documento Transporte y Energía, en la página www.enlazateporlajusticia.org. Es fundamental comprender e informar para poder promover hábitos favorables en nuestras comunidades. Juntemos manos y voces porque la casa común merece el esfuerzo.
Carmen Sanchis,
Voluntaria.
INFOGRAFÍA SOBRE LA MOVILIDAD Y MODELO ENERGÉTICO