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Con los derechos de la infancia no se juega

31 octubre, 2024

Si el primer día del VI ‘Congreso Internacional sobre Derechos Humanos frente a la vulnerabilidad’ de la USAL el protagonismo recayó en las personas sin hogar y el trabajo de nuestro centro de acogida Padre Damián, la segunda jornada ha contado con profesionales de Cáritas Salamanca de diferentes áreas, para tratar las situaciones de vulnerabilidad y de derechos en sus ámbitos de trabajo. Entre ellos, Miguel Ángel Martín, en nombre del área de Animación Comunitaria, comparte su reflexión dentro del panel de derechos de la infancia, sobre la vulnerabilidad que sufren las niñas y niños: 

“Disculpen las molestias, estamos jugando para ustedes” fue la frase que acompañaba la ilustración de la portada del libro de Francesco Tonucci que revolucionó la percepción de la participación infantil allá por 1989. Nosotros nos hemos permitido una variante y proponemos el “disfrute” de las “molestias” de los niños y las niñas jugando, en lugar de “disculpar” esas “molestias”. Es más, llevamos muchos años acompañando a los niños y las niñas en la reivindicación de sus derechos a través del juego, y por eso podemos afirmar con rotundidad que con los derechos de la infancia NO se juega. Jugamos para reivindicarlos.

Cuando queremos contextualizar la situación de los niños y las niñas, no podemos dejar pasar que partimos de una realidad cultural que lleva mucho tiempo haciendo que, en lo más profundo de nuestras concepciones, sigamos mirando a la infancia desde arriba, como ciudadanos y ciudadanas de categoría diferente. Y ahí nos hemos quedado, ocultándonos, de alguna manera, que las personas que transitan por estas etapas de la vida no son menos y pueden y saben hablar, y además la creatividad la tienen a flor de piel, su capacidad de aprender no tiene límite, tampoco la sorpresa, el asombro, la resiliencia, la ternura, ni la inocencia.

Así, desgraciadamente, no nos sorprendimos mucho cuando en 2016 la fundación Foessa presentó su estudio sobre “La transmisión Intergeneracional de la pobreza”, con constataciones tan impactantes como que la pobreza se hereda en más del 80% de los casos. Sí que nos generó mucha inquietud otro dato demoledor, que también aportaba este estudio: tener hijos o hijas en este país aumentaba el riesgo de pobreza. El estudio también hacía referencia a la forma que tiene la administración a la hora de referirse a los niños y las niñas con respecto a su situación en las familias. Son “cargas familiares”, es decir, se adjudica a los progenitores la responsabilidad última de la inversión en la infancia.

Las cosas no han cambiado mucho en estos años. No hemos sido capaces de generar frenos a la transmisión intergeneracional de la pobreza a pesar de que conocemos los factores que la aceleran. Nuestra reflexión sobre si somos freno o aceleradores de este proceso nos lleva a hacer algunas propuestas de cambio, que comentamos a continuación, todas ellas con un denominador común, que tiene que ver con cambiar nuestra forma de mirar, colocando los derechos humanos y los derechos de la infancia como filtro indispensable.

– Una de las formas de frenar la transmisión es aumentar la inversión en educación hasta llegar a la gratuidad total real del periodo de educación obligatoria. La educación es uno de los factores más influyentes a la hora de mantener la dinámica de transmisión de la pobreza, y es imprescindible intervenir en su mejora.

– Eliminar cualquier forma de segregación escolar es otra medida irremplazable. Tanto la segregación por pertenecer a un grupo social o a un colectivo determinados, como la que ocurre cuando los colegios se van quedando con poco alumnado en zonas periféricas, a pesar de que son zonas con elevada población infantil. Esta dinámica suele acompañar procesos de pérdida de identidad con respecto al territorio en el que se habita, y de deterioro de las dinámicas comunitarias de las zonas en las que ocurre.

– Avanzar en el derecho a la participación y al protagonismo es otro gran reto para nuestra sociedad. Nosotros echamos en falta, sobre todo, generar más posibilidades de participación en los espacios de la vida cotidiana en los que los niños y las niñas se mueven: las familias, los colegios, los barrios y pueblos, los espacios de ocio y tiempo libre.

– Hay otra serie de situaciones que, para que se reviertan, dependen fundamentalmente de inversiones públicas eficaces, como es el caso de la pobreza infantil. No podemos dejar bajo la responsabilidad de las familias la solución a este devastador problema. Es obligación de las administraciones establecer mecanismos de inversión en las propias familias y en la infancia para frenar esta lacra.

Por último, queremos reivindicar una vez más el derecho al aburrimiento, a poder organizar su ocio libremente, a facilitar tiempos para desarrollar la imaginación y la creatividad sin ataduras. Tiempo en el que los niños y las niñas nos hagan disfrutar de las molestias, porque están jugando para hacer efectivos sus derechos.

Equipo de infancia, adolescencia y juventud. Área de animación comunitaria

Proyectos financiados por el IRPF de la Junta de Castilla y León, y por el Plan Municipal de Adicciones del Ayuntamiento de Salamanca.

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