Cáritas Salamanca, galardonada en los ‘Premios Izcala 2024’ que concede el Centro Penitenciario de Topas

Myriam Carretero fue la galardonada, por su trayectoria como anterior coordinadora de Programa de Intervención Social en Prisión de Cáritas.

Dentro de los actos organizados por el Día Internacional de la Mujer, este lunes se ha celebrado en el Centro Penitenciario de Topas la segunda edición de los Premios Izcala: un galardón promovido desde la Unidad de Igualdad del centro, que reconoce la labor de aquellas que trabajan a favor de la igualdad entre hombres y mujeres.

En el acto estuvieron presentes el delegado del Gobierno en Castilla y León, Nicanor Sen, junto al secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz; el director general de Ejecución Penal y Reinserción Social, Miguel Ángel Vicente; el subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, y el director del centro penitenciario, Carlos García.

Este año, las ganadoras han sido Mercedes Gallizo y Myriam Carretero. Gallizo es la actual presidenta de la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEPSE), previamente directora general de Instituciones Penitenciarias (2004-2008), y secretaria general de Instituciones Penitenciarias (2008-2011). Por su parte, Carretero es psicóloga y ha sido la coordinadora de Cáritas Salamanca en el trabajo con personas privadas de libertad durante 17 años.

De acuerdo con el delegado del Gobierno, las dos “se suman a la nómina de mujeres que, con sus acciones, abanderan la lucha por la igualdad”. Aludiendo a las ganadoras de la primera edición; Ana Soledad Acosta y Encarnación Pérez, las dos primeras mujeres que asumieron la dirección de la prisión de Topas y la Subdelegación del Gobierno en Salamanca, respectivamente.

Rehabilitar desde la Innovación

La extremeña Myriam Carretero entró en contacto con la realidad de la prisión en el año 2002, durante sus prácticas de Psicología en la Universidad de Salamanca. Fue entonces cuando sintió ya una vocación hacia los demás, y en especial hacia la gente privada de libertad y sus familias.

Posteriormente, realizó un voluntariado en Topas a través de Cáritas, asumiendo en 2006 la coordinación del programa de Intervención con personas privadas de libertad de la entidad católica. “Al principio, los módulos eran fundamentalmente de varones, pero después tuve la oportunidad de trabajar también con mujeres en régimen de aislamiento. Entre las tareas que llevamos a cabo, destaca la gestión de los primeros permisos o de la libertad condicional, con la que los presos se alojaban en el Centro de Acogida ‘Padre Damián’”, señala.

Un trabajo que mantuvo durante 17 años de su carrera profesional, hasta enero de 2020. “Lo primero que tuve que hacer fue ganarme la confianza de la gente que estaba en prisión. Cada vez que abordaba un caso, debía conocer a la persona, debía conocer su proyecto de vida y debía estudiar cómo quería enfocar su situación de cara a conseguir su permiso”, explica.

Además, destaca su trabajo con mujeres en 1º grado, a través de una intervención con ellas en Régimen Cerrado dentro de los muros. Un meritorio impulso hacia la modernización de la intervención de las ONGs en los centros penitenciarios. Su paso por el centro penitenciario deja muchos recuerdos, entre los que destacan sus salidas y los talleres de danza Bollywood; un enfoque diferente de trabajo con los internos, que ayudó a generar espacios de escucha y de cuidados. “Todas estas actividades estaban orientadas a que estas personas se encontrasen seguras”, recuerda.

Carretero se ha caracterizado siempre por su cariño, franqueza y dedicación. Involucrada en la lucha por la igualdad, ve a las mujeres como motor de transformación social, no solo en materia de igualdad, sino en el avance hacia una sociedad más justa, sostenible y plural. En sus palabras, “Es un orgullo estar entre las mujeres que, en vez de ignorar la realidad que se vive en una prisión, luchan por ayudar”.

Caritas: el camino hacia la inclusión

Actualmente, Cáritas Salamanca sigue acompañando a personas privadas de libertad y a sus familias, tanto en el Centro de Topas como en el Centro de Inserción Social ‘Dorado Montero’. Un proceso que tiene lugar antes, durante y después de su paso por prisión.

Almudena Iglesias, actual coordinadora del programa, explica que se trabaja tanto de forma individual como grupal. “Se realizan actividades terapéuticas educativas y ocupacionales en ambos centros, en especial con los colectivos más vulnerables. En concreto, los módulos de aislamiento, enfermería, enfermedad mental y discapacidad, así como mujeres”, concreta.

Actividades posibles gracias a la colaboración de los voluntarios de Cáritas, pieza fundamental. Sin olvidar que se trata de un trabajo coordinado con otras entidades sociales de Salamanca, incluyendo la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Salamanca. (un equipo de sacerdotes y voluntarios que realizan un acompañamiento tanto dentro como fuera de la cárcel).

En su camino hacia la igualdad, Topas ha abierto un módulo mixto, y ha convertido en mixta la Unidad Terapéutica. Sus Premios Izcala ayudan también a visibilizar a un colectivo minoritario en las prisiones españolas (el 7,6% de la población reclusa). “La vida de las mujeres en las prisiones masculinas es especialmente difícil”, comenta la coordinadora. “Además, llegan ya muy deterioradas por sus situaciones personales”.

Iglesias añade que “la libertad definitiva puede convertirse en un momento duro, ya que la persona no encuentra una sociedad acogedora y abierta a la reinserción”. Por eso, en su opinión, es necesario que se generen nuevas oportunidades para estas personas. “Con los apoyos adecuados, pueden reinsertarse, pero debemos poner todos de nuestra parte”, finaliza.

El Proyecto ALANDAR, vinculado al programa de cárcel, está subvencionado por el IRPF a través del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030.