La red Cáritas continúa trabajando en la República de Sudán del Sur para ayudar a la población cuya situación actual se debate entre la violencia de un conflicto armado y los efectos de una grave crisis alimentaria que castiga el país desde el pasado mes de diciembre y que, lejos de solucionarse a medida que pasa el tiempo, amenaza con convertirse en hambruna.
1,8 millones de desplazados y refugiados
Según el último informe de la OCHA (la oficina de ayuda humanitaria de la ONU), los combates entre el ejército gubernamental del presidente Salva Kiir y los militares sublevados que apoyan al depuesto vicepresidente Riek Machar han obligado a casi 1,8 millones de personas (la séptima PARTE de la población sursudanesa) a dejar sus hogares huyendo de la violencia: de ellas, 1,3 millones son desplazados internos, mientras que otras 450.000 han huido a los países vecinos como Etiopía, Kenia, la República del Sudán y Uganda.
Riesgo de hambruna
El abandono de los cultivos por parte de las personas que huyeron de sus comunidades y su hacinamiento en campamentos abarrotados de desplazados, sumado a las fuertes precipitaciones registradas en los últimos meses –Sudán del Sur se encuentra en en estos momentos en plena estación de lluvias–, que destruyen cosechas e infraestructuras e impiden a los organismos humanitarios llegar a la población, han abocado a cerca de 4 millones de personas a una situación de grave inseguridad alimentaria. Además, esas lluvias y la falta de condiciones higiénicas en los campos han causado un fuerte aumento de enfermedades infecciosas, como el cólera y la malaria.
En esta situación, la red Cáritas, la Iglesia local y varias congregaciones religiosas continúan ofreciendo asistencia de primera necesidad a los más vulnerables. Junto a la distribución de alimentos, mantas, material de refugio, artículos domésticos y kits de higiene a la población desplazada, se están desarrollando programas de acceso a servicios básicos, como salud y saneamiento mediante la instalación de sistemas de distribución de agua potable en varios campos de desplazados y el reparto de medicamentos y pastillas de PURIFICACIÓN DE AGUA.
Apoyo de Cáritas Española a las llamadas de emergencia
Esta ayuda humanitaria se está llevando a cabo en el marco del programa de respuesta a la emergencia (Emergency Appeal/EA) que Caritas Internationalis lanzó el pasado mes de febrero por unos 3 millones de euros y al que Cáritas Española aportó 100.000 euros.
En estos momentos, ante la creciente amenaza de hambruna y epidemias que se cierne sobre el país, la red internacional están preparando el lanzamiento de un nuevo EA por importe de 2,4 millones de euros para poder garantizar ayuda alimentaria inmediata y asistencia sanitaria a unas 52.000 personas vulnerables en siete diócesis de Sudán del Sur.
Reconstrucción y reconciliación
Los objetivos del trabajo que lleva a cabo la red Cáritas en el país se extienden también hacia la reconstrucción y la reconciliación. Para ello, el futuro EA, que tendrá una duración prevista de un año, contempla, por una parte, la puesta en marcha programas de recuperación de la actividad agropecuaria mediante la distribución de semillas y aperos de labranza que permitan a los campesinos cultivar sus tierras cuando regresen a sus lugares de origen y, por otra, acciones de prevención ante futuras crisis, como ACTIVIDADES de promoción de hábitos de higiene para reducir la transmisión masiva de enfermedades infecciosas.
“Nuestra única esperanza es que regrese la paz a Sudán del Sur y las personas puedan retornara sus tierras y seguir con sus vidas”, afirma Gabril Yai, director de Cáritas de Sudán del Sur.
“Si los agricultores no pueden volver a sus casas, la hambruna llegará a finales de año”, advierten, por su parte, los expertos de Caritas Internationalis. Y como sólo volverán cuando finalicen los combates, Cáritas sigue reclamando a las partes en conflicto la firma de un acuerdo que ponga fin a las hostilidades, además de apoyar iniciativas de construcción de la paz, como lleva haciendo en esta región desde hace más de una década. Y es que este conflicto es sólo el último de una serie de brotes de violencia que sacuden al país de forma periódica.
Desde que la República de Sudán del Sur se convirtió en el Estado más joven del mundo, tras proclamar su independencia de la República del Sudán en julio de 2011, la inestabilidad política y social ha sido una constante. Pero esta inestabilidad ya era una trágica cotidianeidad para la población cuando el país estaba unido, dado que la región sufre conflictos armados desde hace varias generaciones debido las a tensiones étnicas y al control sobre los recursos, especialmente los petrolíferos.