Las Cáritas de Venezuela y de los países vecinos, profundamente involucrados en la respuesta humanitaria tanto al desplazamiento interno como al éxodo de millones de venezolanos han hecho público un llamamiento conjunto a los participantes en la Conferencia Internacional de Donantes en solidaridad con los Refugiados y Migrantes venezolanos, que se celebra hoy de manera virtual desde Bruselas y en la que se dan cita representantes de 40 países.
En un momento en que el mundo combate la pandemia global causada por el coronavirus, no deben quedar fuera de foco las necesidades de millones de refugiados y migrantes venezolanos, y de los países receptores. Para ello, la Unión Europea y el Gobierno de España, con el apoyo de la Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), han convocado esta Conferencia Internacional de Donantes en la que, junto a representantes de los Gobiernos, participan también agencias de la ONU, instituciones financieras internacionales y representantes de la sociedad civil. El objetivo de la cita es abordar juntos esta crisis sin precedentes, movilizar recursos para los desplazados y las principales comunidades de acogida, y reforzar la coordinación entre los principales actores.
En octubre de 2019, la UE ya organizó en Bruselas, junto con el ACNUR y la OIM, la primera Conferencia de Solidaridad para concienciar sobre la magnitud de la situación y la necesidad de movilizar fondos a través de una conferencia de donantes en el primer semestre de 2020. La crisis generada por la COVID-19 hace aún más urgente el cumplimiento de este compromiso.
Tanto la red Cáritas como otras organizaciones de Iglesia que juegan un papel activo en la respuesta humanitaria a esta emergencia se han movilizado para plantear a los participantes en esta Conferencia las cuestiones más urgentes a las que es necesario dar respuesta para garantizar la dignidad y los derechos humanos de estas personas.
Solicitud de la red Cáritas
La red Cáritas en la región ha dirigido un llamamiento a la Conferencia Internacional, en la que se abordan las siguientes cuestiones para reforzar la atención en Venezuela de migrantes y personas vulnerables ante la crisis humanitaria agravada por el COVID 19:
1. La población venezolana está viviendo una situación de riesgo y dependencia sin precedentes dada la crisis humanitaria compleja que Venezuela venía viviendo y dado el agravamiento de la crisis humanitaria sobrevenida por la pandemia por COVID-19. Hoy 5 millones de migrantes y refugiados venezolanos están siendo impactados por la emergencia sanitaria y económica ocasionada por la pandemia en los países de acogida, lo que está afectando severamente sus medios de subsistencia.
2. El escenario dentro de Venezuela es desolador: 9 millones de personas han sido identificadas con necesidades urgentes de ayuda humanitaria.
3. La inseguridad alimentaria entre los migrantes de Venezuela en América Latina es de tal escala que, en el Reporte de las Crisis Alimentarias del Mundo del 2020, se incluye a esa población como un país más entre las crisis.
4. Los venezolanos en inseguridad alimentaria refugiados en Colombia que reporta el Programa Mundial de Alimentos representan el 40% de la población en situación de hambre que la FAO estimaba para ese país en el 2018 (cerca de 1 millón de personas). En esta misma situación están en Ecuador el 76% de los migrantes venezolanos, todos en necesidad de asistencia alimentaria inmediata, 41% de ellos en situación de calle.
5. La crisis económica resultante de las estrategias de contención de la pandemia por COVID-19 incrementará drásticamente la desnutrición infantil. La pérdida masiva de fuentes de trabajo en los países de acogida ha significado una disminución de la mitad de las remesas en la que venían apoyándose miles de familia. Se estima que cada punto porcentual que disminuyan las remesas aumentará la desnutrición infantil 1.3 veces.
6. La emergencia humanitaria y el colapso en la capacidad del Estado para garantizar servicios públicos está causando un triple desplazamiento interno: en dirección a Caracas, hacia el arco minero y a la zona de frontera, donde las personas sobreviven subidos a un péndulo que los lleva y los trae entre Venezuela y los países vecinos.
7. Tanto los venezolanos que están fuera del país como los que viven en Venezuela, así como los pocos migrantes que están regresando con sus familias y los trabajadores humanitarios que los atienden en primera línea lanzan este clamor: les pedimos que no nos dejen solos ante el precipicio frente al que nos encontramos.
8. Agradecemos la movilización y el apoyo que la comunidad internacional y solicitamos ante este foro un enfoque de cooperación que contribuya a que Venezuela no sea más un país expulsor de personas.
9. Caritas de Venezuela y las Caritas hermanas en la región, junto a muchas ONG venezolanas y de América Latina, están en primera línea de atención. Son nuestros voluntarios y profesionales quienes están dando demostraciones de ingenio y de valor, tomando riesgos y actuando para seguir llevando la atención a los más vulnerables.
Propuestas
Junto a este crudo análisis de la situación actual de los migrantes y refugiados venezolanos, las Cáritas de la región plantean las siguientes propuestas:
1. Dar visibilidad a las causas de la crisis venezolana que atropella a los que se quedan, a los que retornan y que produce graves consecuencias que originan la migración masiva del pueblo venezolano.
2. Escalar el alcance de la respuesta humanitaria y adjudicar fondos flexibles y auditables que permitan a las organizaciones de la sociedad civil local organizada actuar directa y rápidamente como lo demanda la situación, con un papel central dentro de los planes de respuestas.
3. Resguardar los derechos migratorios de los venezolanos y que no se detengan los procesos legales de los migrantes y solicitantes de refugio en los países de llegada.
4. Mayor agilidad en las negociaciones que hagan posible la activación de mecanismos de asistencia alimentaria a gran escala dentro y fuera de Venezuela.
5. Que las respuestas humanitarias frente a la pandemia por COVID-19 no elimine las ayudas por las necesidades de cada país. Si la pandemia no se maneja como una crisis humanitaria donde hay países con más necesidad y prioritarios, se perderá el principio de solidaridad para los más necesitados.
Inquietudes transmitidas a Cáritas Española
Al hilo de la convocatoria de esta Conferencia Internacional, Cáritas Española ha sido destinataria de las inquietudes expresadas directamente por los responsables de las Cáritas de la región con las que viene trabajando de manera muy estrecha en los últimos años. Esas ideas se resumen en los siguientes puntos:
– Los Gobiernos de los países receptores y de la misma Venezuela no tienen la capacidad de llegar a donde sí pueden hacerlo las organizaciones sociales y, especialmente, la Iglesia. Pero estas no cuentan con los recursos y la posibilidad de participar en toma de decisiones políticas frente al desafío migratorio.
– El reto es la integración efectiva en los países receptores y/o la reintegración de retornados a Venezuela, en función de la decisión de los/as migrantes, desde un enfoque de derechos humanos.
– Los recursos deben invertirse en dos niveles: en la respuesta a las necesidades inmediatas esenciales, en primer lugar y, en segundo lugar, el apoyo a la integración económica de los migrantes, el acceso al derecho a la salud y el derecho a la vivienda.
– Se está detectando un fenómeno de retorno desde los países receptores en condiciones de mayor vulnerabilidad que en etapas anteriores por causa de las medidas para la contención del COVID-19.
Posicionamiento de la Red Clamor
Junto al llamamiento de la red Cáritas, otros organismos pastorales de la Iglesia en la región han remitido a la Conferencia demandas urgentes orientadas, fundamentalmente, a garantizar una adecuada financiación de los programas de asistencia humanitaria a las comunidades de migrantes y refugiados venezolanos.
Este es el caso de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red Clamor) y del Scalabrini International Migration Network (SIMN), que subrayan, entre otras cuestiones, la necesidad “de que los donantes garanticen la participación de nuestras entidades para asegurar que las poblaciones en mayor vulnerabilidad y desatendidas accedan a los recursos disponibles durante la emergencia y post COVID-19”.