Su director, Raed Abusahlia, condena enérgicamente todos los ataques intencionados contra civiles palestinos o israelíes
e insta a los líderes a actuar de forma responsable
El director de Cáritas Jerusalén, Padre Raed Abusahlia, ha difundido una declaración sobre la escalada de violencia que se vive en Tierra Santa en la que condena de manera enérgica la violencia de ambas partes, insta a los líderes palestinos e israelíes a regresar a la mesa de negociaciones y reclama el apoyo de la comunidad internacional a restablecer el diálogo “como única manera de llegar a una solución”.
Este es el texto de dicha declaración:
Declaración de Cáritas Jerusalén
Cáritas Jerusalén está profundamente preocupada por la escalada de violencia y pérdida generalizada de la vida de civiles en el territorio palestino ocupado, incluida Gaza de Jerusalén este y en Israel.Cáritas Jerusalén condena enérgicamente todos los ataques intencionados contra civiles palestinos o israelíes y pide a los líderes a actuar de forma responsable. Sólo una acción política decidida puede prevenir la escalada de una situación que está afectando a civiles palestinos e israelíes.
También estamos muy preocupados por los siguientes hechos:– Todas las medidas de seguridad adoptadas por las autoridades israelíes, especialmente en la Ciudad Vieja y en los barrios palestinos circundantes, tales como bloqueos y cierre completo de calles que impiden el acceso a mezquitas. Creemos que esto, aparte de no resolver el problema, no hará sino aumentar la tensión y el odio. ¡La violencia engendra violencia!
– La cancelación de permisos para entrar en Jerusalén o Israel, que dará lugar a un aumento del desempleo y de las dificultades económicas para las decenas de miles de familias de los trabajadores que dependen totalmente de los ingresos de quienes trabajan ahí.– El peligro que supone la cancelación de las peregrinaciones y el colapso de todo el sector turístico todo, especialmente en Belén, donde la mayoría de la población depende del mismo para garantizar su sustento.
No negamos que la situación no es fácil, pero hacemos un llamamiento a todos nuestros hermanos y hermanas cristianos a que no tengan miedo: ¡no nos dejen aislados! Lo pedimos como una señal de solidaridad con la población y, sobre todo con la comunidad cristiana de Tierra Santa.Lo más preocupante de esta situación, no obstante, es el aumento del miedo en ambas partes, que puede llegar a convertirse en histeria o pánico, y a una incitación que conduzca a consecuencias dramáticas, como el asesinato de personas inocentes sólo porque se sospecha que puede ser peligroso o porque su aspecto es distinto.Esta tensa situación se ha infiltrado también en la población árabe que vive dentro de Israel: sus consecuencias no harán sino incrementar una discriminación racial que, en vez de unir a la sociedad, fomenta la separación y la segregación.
Creemos que tanto los israelíes como los palestinos no quieren una escalada que conduzca hacia a una tercera Intifada, pero lamentablemente no se están tomando medidas que permitan calmar una situación explosiva debido a los enfrentamientos diarios en Jerusalén entorno a las mezquitas, las tensiones entre colonos y palestinos en los asentamientos, la continuación de la construcción de nuevos asentamientos y confiscación de tierras, y la construcción del muro de separación… Y que supondría el final del proceso de paz y la muerte de cualquier solución de dos Estados, que, en la práctica, puede convertirse en algo imposible de realizar.Realmente y verdaderamente creemos que la única forma de salir de esta situación terrible es tener una visión clara y tomar la valiente decisión de volver a la mesa de negociaciones con un calendario claro y objetivo para poner fin a la ocupación tan pronto como sea posible, y que, de una vez por todas, ofrezca esperanza para ambas partes en lugar de la situación de desesperación en la que vivimos actualmente.
También creemos que la comunidad internacional debe desempeñar un papel clave para ayudar a ambas partes, porque el diálogo es la única manera de llegar a una solución.
P. Raed Abusahlia, director general de Cáritas Jerusalén.