Cáritas Salamanca apuesta por la economía solidaria con proyectos como la empresa sociolaboral La Encina, o la gestión ética de sus finanzas a través de Banca Fiare.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Trabajadores, el próximo 1 de mayo, Cáritas Española presenta su informe anual de Economía Solidaria para dar cuenta de la actividad desarrollada durante 2022 en un contexto marcado por la inestabilidad y precariedad del mercado laboral.
En un año en el que la inflación y las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania comenzaron a debilitar el crecimiento del empleo, Cáritas consiguió acompañar a 64.865 personas, de las cuales una de cada cinco logró acceder a un puesto de trabajo. En medio de un escenario plagado de dificultades, nuestra Confederación logró atender a un 11,7% más de personas que el año anterior.
Cáritas dedicó el año pasado la cifra récord de 117,5 millones de euros a todas sus iniciativas de economía solidaria (programas de empleo, empresas de inserción, comercio justo). La suma es un 15,9 por ciento superior al año anterior (18,8 millones de euros más). De ese total, 35,3 millones fueron destinados concretamente a itinerarios de inserción sociolaboral. Si se tiene en cuenta que los 35 millones de euros invertidos en empleo han servido para que casi 13.000 personas encuentren trabajo, eso supone una inversión media de 2.700 euros por persona que accede al empleo.
“No hablamos de gasto sino de inversión, porque cada recurso invertido supone un retorno en el medio-largo plazo desde el punto de vista social y también económico. La persona no solo gana en autoestima, reconocimiento de su dignidad y acceso a sus derechos, sino que deja de percibir prestaciones, pasa a pagar impuestos y genera crecimiento económico por la vía del consumo”, explica el director de Acción Social, Francisco Lorenzo.
Empresas de inserción
Con el objetivo de contribuir a la construcción de la economía solidaria y de atender las necesidades de las personas en situación de desventaja social, Cáritas contó en 2022 con 67 iniciativas relacionadas con empresas de inserción, centros especiales de empleo y empresas sociales, que generaron 2.373 puestos de trabajo. La mayoría de sus 268 líneas de negocio están relacionadas con la actividad textil, la gestión ambiental y de residuos, limpieza, transporte y mensajería y restauración y catering.
El perfil de los participantes en los programas de empleo se mantiene similar a años anteriores: la mayoría son mujeres (64%), de más de 45 años (39%), con estudios básicos (38%). Las personas procedentes de países no comunitarios son ligeramente superiores a las nacionales (52%).
“En muchas ocasiones nos encontramos con personas que carecen de competencias digitales, presentan dificultades de aprendizaje, escasa experiencia laboral o muchos problemas de conciliación familiar, además de graves carencias socioeconómicas, dificultades con el idioma y baja autoestima”, apunta el director de Acción Social de Cáritas Española. “Toda esta realidad nos obliga a articular una atención integral, muy individualizada, y con una metodología eminentemente práctica, que acelere y facilite el aprendizaje y les ayude a superar las dificultades que les alejan del mercado laboral”.
Durante el año pasado, Cáritas invirtió en acciones que generan empleo protegido (empresas de inserción, centros especiales de empleo y empresas sociales) 81,6 millones de euros, casi 15,1 millones más que el año anterior. De este importe, el 84% procedió de la facturación por ventas, que fue de 68,8 millones de euros.
En el caso de Cáritas Diocesana de Salamanca, la apuesta por la inserción lleva el nombre de La Encina. Una empresa de inserción socio-laboral con más de 20 años de experiencia enfocada a formar y mejorar la empleabilidad de colectivos en exclusión social, principalmente ex drogodependientes. A día de hoy cuenta con una plantilla de 23 trabajadores y presta servicios relacionados con medio ambiente en Salamanca: jardinería, limpieza y control de plagas. Gracias a su labor, es posible la integración socio-laboral de estas personas a través del empleo remunerado, al tiempo que ofrecen servicios de calidad y ofertan personal cualificado a las empresas de cada sector.
Comercio justo
Las acciones de comercio justo desarrolladas en 24 Cáritas diocesanas supusieron además una inversión de 635.030 euros de los cuales se lograron recuperar 564.693 de la facturación por venta de productos (89%). Esta red cuenta con más de 21 tiendas y 45 puntos de venta repartidos por toda España, que funcionan no solo como lugares de comercialización de productos, sino que generan espacios de sensibilización para que los consumidores visibilicen las personas y procesos que hay detrás de cada producto y contribuyan a fomentar un consumo responsable.
Finanzas éticas
Cáritas apuesta además de manera decidida por un modelo de finanzas que vaya más allá de la rentabilidad económica. “Las finanzas éticas garantizan a los ahorradores que su dinero se invierte en proyectos que buscan el desarrollo de las personas, favorecen la redistribución de la riqueza y protegen el medioambiente”, indica Francisco Lorenzo.
Dentro de esta línea de trabajo, 43 Cáritas colaboran con entidades financieras que hacen compatibles la rentabilidad económica con la consecución de objetivos sociales y medioambientales. Entre ellas Caritas Salamanca, que asume su compromiso con la gestión ética de sus finanzas a través de la cooperativa Fiare Banca Ética.
“Cuando nos referimos a la Economía solidaria, pensamos en un mercado laboral con valores, en un sistema de finanzas éticas, en un comercio justo y un consumo responsable. Sabemos que el alcance actual de estas iniciativas es insuficiente, pero evidencia que como sociedad podemos auto exigirnos una ética en todo lo que afecta a la economía. Una economía que escucha, que cuida, que suma y que cambia. Esta es la economía que queremos”, asegura el director de Acción Social de Cáritas Española.