El presente texto recoge las palabras pronunciadas por los Reyes Magos Melchor y Gaspar ante el Senado el pasado 23 de diciembre. El Rey Baltasar no pudo estar presente por haber sido devuelto ilegalmente en la valla de Melilla.
Este texto fue presentado a los Senadores, junto a un escrito suscito por 130 entidades sociales, pidiéndoles que no legalicen las devoluciones ilegales en Ceuta y Melilla. POR LOS DERECHOS HUMANOS EN LA FRONTERA SUR.
(NARRADOR) Aquellas Navidades, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, adelantaron su visita al Reino de España. Habían oído que estaba a punto de aprobarse una ley que mancillaba gravemente los derechos humanos. No lo dudaron. Se apresuraron a empaquetar sus presentes y emprendieron el viaje. Irían a visitar a los Senadores, de quienes dependía ahora que se aprobara definitivamente esa ley que pretendía dar apariencia de legalidad a una práctica inmoral que se venía llevando a cabo en la llamada Frontera Sur de Europa.
Tras muchas penalidades buena parte de la caravana real consiguió llegar a la capital. Se sorprendieron al encontrar un país triste, empobrecido, golpeado por la desigualdad y la corrupción. Reinaban la mala imagen de las instituciones, el alejamiento y el desprestigio de los políticos frente a los ciudadanos.
Reunido el cortejo ante la sede de la Cámara Alta, se adelantó el rey Melchor y tomando la palabra dijo:
(REY MELCHOR) Senadores y senadoras:
Nosotros, los Reyes Magos de Oriente, en esta Navidad del año 2014 queremos traeros junto con la ilusión que necesita vuestro país, muchos regalos para los niños y niñas que no pueden disfrutar de lo mínimo para vivir con dignidad. Nos han llegado muchas cartas pidiendo carbón para vosotros. Pero, no temáis, los Reyes Magos somos buenos, del carbón dejamos que se encargue alguna subcontrata de las muchas que tenéis.
Queremos poneros de manifiesto nuestro estupor por lo poco que han cambiado las cosas en dos milenios. Hace dos mil años tuvimos que hacer oídos sordos ante los consejos interesados de Herodes y saltar los puestos fronterizos de Judea sorteando a los guardias que vigilaban las fronteras. Hoy nos entristece comprobar que los nuevos Herodes mantienen el mismo cínico discurso de antaño. Mientras pomposamente airean los derechos humanos, levantan muros coronados de cuchillas que trocean a nuestra gente.
Tanto, que Baltasar, el rey negro, al tratar de alcanzar Melilla se ha encontrado con una triple valla franqueada por concertinas, incapaz de impedir, por otra parte, los anhelos del sur. Además, no contentos con haberle desprovisto de su tarjeta sanitaria, le han requisado el camello y sin darle opción a abrir la boca, viendo su piel oscura le han negado la asistencia jurídica y el derecho a un intérprete. Llevándolo en volandas como si de un fardo se tratase le han metido precipitadamente vallas adentro, devolviéndolo a Marruecos. En donde, además de haberse quedado sin todos los regalos que traía, se ha llevado una monumental paliza por parte de las fuerzas auxiliares marroquíes.
(NARRADOR) Llegados a este punto al Rey Melchor se le hace un nudo en la garganta y se le quiebra la voz. Percatándose de ello su hermano el rey Gaspar continúa él su locución:
(REY GASPAR) Nos escribe Baltasar diciendo que no os guarda rencor, que sólo le dais pena, mucha pena, muchísima pena. No sabéis lo que os estáis perdiendo. Sois los representantes de un pueblo que merece que la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo sean algo más que letras de neón en vuestra Carta Magna. Sois los garantes de una imponente declaración universal de derechos humanos que habla del deber de comportarse fraternalmente los unos con los otros y del derecho a emigrar. Pero vosotros…, a lo vuestro. No queréis compartir vuestros juguetes con nadie. No os queréis juntar con los niños gitanos del Gallinero, ni con los negros del África subsahariana, ni con los niños moros… Y luego hacéis retóricas declaraciones anti-racistas. Vuestras leyes y vuestras prácticas no son racistas, son sencillamente inhumanas. Dejáis al pueblo que representáis a la altura del betún. Sí, ese con el que tintáis a los blancos para que parezcan negros. A los negros de verdad los maltratáis con normas injustas, con las mismas que maltratáis a vuestros policías y guardias civiles haciéndoles cumplir órdenes imposibles y normas inmorales.
Ya que el derecho de petición no nos es vedado, un último favor os pedimos. Decidle al Ministro del Interior que muchos de los que reclaman hospitalidad, ya la practican acogiendo en sus casas, a pesar de los intentos de unos y de otros por criminalizarlos. Así que, Ministro, seguirán siendo hospitalarios. Seamos todos más humanos y aprendamos la lección de la negra hermana Paciencia, dispuesta a dar su sangre aunque al gobierno le importara un carajo su vida entera cuando se la abandonó a su suerte en Sierra Leona.
Y ahora Señorías, no transijan, tengan el valor de ser honestos. Sean dignos de la confianza que el pueblo ha depositado en ustedes. Voten en conciencia. Dejen que Baltasar pida asilo, que tenga un intérprete y que pueda utilizar sus derechos sin el temor permanente. Que el miedo es mal consejero…
Señorías, cuando llegue el día de Reyes y pongan los zapatos, acuérdense de quienes no los tienen por haberlos perdido en el camino. Con todo, señorías, somos los Reyes Magos y les queremos pedir que sean buenas, que se porten bien, que se preocupen más de los pobres que de las urnas. Y recuerden que lo que les debe quitar el sueño es la suerte de los niños de todo el mundo. Ese mundo al que ojalá nos sumemos todos y en el que nadie sobre, y para cuya construcción nos encantaría contar con ustedes.
(GASPAR SE DIRIGE A MELCHOR [SUSURRANDO]) Vámonos ya Melchor, dejemos la carta y los presentes a los senadores,
(NARRADOR) Y COLORÍN COLORADO ESTO TRISTEMENTE NI ES UN CUENTO, NI SE HA ACABADO
(NARRADOR) Aquellas Navidades, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, adelantaron su visita al Reino de España. Habían oído que estaba a punto de aprobarse una ley que mancillaba gravemente los derechos humanos. No lo dudaron. Se apresuraron a empaquetar sus presentes y emprendieron el viaje. Irían a visitar a los Senadores, de quienes dependía ahora que se aprobara definitivamente esa ley que pretendía dar apariencia de legalidad a una práctica inmoral que se venía llevando a cabo en la llamada Frontera Sur de Europa.
Tras muchas penalidades buena parte de la caravana real consiguió llegar a la capital. Se sorprendieron al encontrar un país triste, empobrecido, golpeado por la desigualdad y la corrupción. Reinaban la mala imagen de las instituciones, el alejamiento y el desprestigio de los políticos frente a los ciudadanos.
Reunido el cortejo ante la sede de la Cámara Alta, se adelantó el rey Melchor y tomando la palabra dijo:
(REY MELCHOR) Senadores y senadoras:
Nosotros, los Reyes Magos de Oriente, en esta Navidad del año 2014 queremos traeros junto con la ilusión que necesita vuestro país, muchos regalos para los niños y niñas que no pueden disfrutar de lo mínimo para vivir con dignidad. Nos han llegado muchas cartas pidiendo carbón para vosotros. Pero, no temáis, los Reyes Magos somos buenos, del carbón dejamos que se encargue alguna subcontrata de las muchas que tenéis.
Queremos poneros de manifiesto nuestro estupor por lo poco que han cambiado las cosas en dos milenios. Hace dos mil años tuvimos que hacer oídos sordos ante los consejos interesados de Herodes y saltar los puestos fronterizos de Judea sorteando a los guardias que vigilaban las fronteras. Hoy nos entristece comprobar que los nuevos Herodes mantienen el mismo cínico discurso de antaño. Mientras pomposamente airean los derechos humanos, levantan muros coronados de cuchillas que trocean a nuestra gente.
Tanto, que Baltasar, el rey negro, al tratar de alcanzar Melilla se ha encontrado con una triple valla franqueada por concertinas, incapaz de impedir, por otra parte, los anhelos del sur. Además, no contentos con haberle desprovisto de su tarjeta sanitaria, le han requisado el camello y sin darle opción a abrir la boca, viendo su piel oscura le han negado la asistencia jurídica y el derecho a un intérprete. Llevándolo en volandas como si de un fardo se tratase le han metido precipitadamente vallas adentro, devolviéndolo a Marruecos. En donde, además de haberse quedado sin todos los regalos que traía, se ha llevado una monumental paliza por parte de las fuerzas auxiliares marroquíes.
(NARRADOR) Llegados a este punto al Rey Melchor se le hace un nudo en la garganta y se le quiebra la voz. Percatándose de ello su hermano el rey Gaspar continúa él su locución:
(REY GASPAR) Nos escribe Baltasar diciendo que no os guarda rencor, que sólo le dais pena, mucha pena, muchísima pena. No sabéis lo que os estáis perdiendo. Sois los representantes de un pueblo que merece que la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo sean algo más que letras de neón en vuestra Carta Magna. Sois los garantes de una imponente declaración universal de derechos humanos que habla del deber de comportarse fraternalmente los unos con los otros y del derecho a emigrar. Pero vosotros…, a lo vuestro. No queréis compartir vuestros juguetes con nadie. No os queréis juntar con los niños gitanos del Gallinero, ni con los negros del África subsahariana, ni con los niños moros… Y luego hacéis retóricas declaraciones anti-racistas. Vuestras leyes y vuestras prácticas no son racistas, son sencillamente inhumanas. Dejáis al pueblo que representáis a la altura del betún. Sí, ese con el que tintáis a los blancos para que parezcan negros. A los negros de verdad los maltratáis con normas injustas, con las mismas que maltratáis a vuestros policías y guardias civiles haciéndoles cumplir órdenes imposibles y normas inmorales.
Ya que el derecho de petición no nos es vedado, un último favor os pedimos. Decidle al Ministro del Interior que muchos de los que reclaman hospitalidad, ya la practican acogiendo en sus casas, a pesar de los intentos de unos y de otros por criminalizarlos. Así que, Ministro, seguirán siendo hospitalarios. Seamos todos más humanos y aprendamos la lección de la negra hermana Paciencia, dispuesta a dar su sangre aunque al gobierno le importara un carajo su vida entera cuando se la abandonó a su suerte en Sierra Leona.
Y ahora Señorías, no transijan, tengan el valor de ser honestos. Sean dignos de la confianza que el pueblo ha depositado en ustedes. Voten en conciencia. Dejen que Baltasar pida asilo, que tenga un intérprete y que pueda utilizar sus derechos sin el temor permanente. Que el miedo es mal consejero…
Señorías, cuando llegue el día de Reyes y pongan los zapatos, acuérdense de quienes no los tienen por haberlos perdido en el camino. Con todo, señorías, somos los Reyes Magos y les queremos pedir que sean buenas, que se porten bien, que se preocupen más de los pobres que de las urnas. Y recuerden que lo que les debe quitar el sueño es la suerte de los niños de todo el mundo. Ese mundo al que ojalá nos sumemos todos y en el que nadie sobre, y para cuya construcción nos encantaría contar con ustedes.
(GASPAR SE DIRIGE A MELCHOR [SUSURRANDO]) Vámonos ya Melchor, dejemos la carta y los presentes a los senadores,
(NARRADOR) Y COLORÍN COLORADO ESTO TRISTEMENTE NI ES UN CUENTO, NI SE HA ACABADO