La directora de Cáritas Valencia relata la labor de esta organización diocesana desde el primer momento, y cómo a lo largo de estos últimos 20 días han ido atendiendo las diferentes necesidades de la población afectada.
Para Cáritas diocesana de Valencia, la colecta del pasado domingo celebrada en Salamanca es “un signo de esperanza”. Así lo reconoce su directora, Aurora Aranda, para agradecer la implicación de las diócesis españolas en la tragedia que sufrieron miles de personas el pasado 29 de octubre en varias localidades valencianas como consecuencia de una DANA.
Ella reconoce que es un tiempo que están sufriendo y viviendo con dolor, “pero a la vez es un signo de esperanza y de fraternidad de toda la comunidad cristiana y de la Iglesia viva en España“. Al respecto, han sentido la cercanía, el apoyo y el ánimo “hacia las personas que en primera línea están sufriendo esta tragedia”.
Pronto se cumplirá el primer mes de la tragedia y esta responsable de Cáritas reconoce que poco a poco allí se van restableciendo determinadas cosas, por ejemplo, las comunicaciones, “que son fundamentales para que estas poblaciones, que son del área metropolitana de Valencia, no se queden más tiempo aisladas, y podamos acceder a ellas de manera normalizada”.
Cubrir necesidades básicas
Aurora Aranda reconoce que han pasado las primeras semanas del impacto, “de que el barro comía todo, y quedan muchas tareas de limpieza y acondicionamiento“, pero aclara que ahora están empezando a atender otras demandas, “como atender a las personas y acompañarlas desde las necesidades que van planteando”. Ella habla de aquella primera capa de agua y barro que impregnaba todo, “que ha desaparecido en su mayor parte, y está permitiendo una movilidad diferente, y ya estamos empezando a acompañar a las familias, y a ver cómo podemos ayudarles en el plazo inmediato”. Pero lo primero que han hecho desde el principio es cubrir sus necesidades básicas.
Y ahora van más a esa mirada a medio y largo plazo, “de ver un poco el proyecto de vida que tenían y que se ha visto truncado, y ver cómo podemos volver a reconstruirla y a reforzarla nuevamente”, sentencia la directora de Cáritas Valencia.
Ella admite que en los primeros días, lo primero fue la emergencia habitacional, “para aquellas familias que se quedaron sin poder entrar en sus casas“, aunque confirma que muchas de ellas han contado con el apoyo de familias y amigos. Pero esa fue una de las principales necesidades iniciales, y tanto las administraciones como los ayuntamientos, “han cubierto esa primera emergencia básica”. Aurora Aranda cree que el siguiente paso es ver cuándo pueden volver a sus casas, “si es que pueden, y sino buscar alternativas”.
Tampoco olvidan otra serie de necesidades del día a día, como la alimentación básica, materiales de limpieza, “y desde Cáritas estamos ayudando a las familias que han podido volver a casa a poder equiparlas, desde electrodomésticos hasta ropa textil de hogar, etc.”. Según insiste, “en todo lo que les permita empezar a vivir dentro de las viviendas, que en muchos casos es complicado, porque la humedad sigue siendo muy grande, y es muy difícil por la humedad de esta zona vivir dentro de las viviendas aunque estén en condiciones de habitabilidad.
54 equipos parroquiales en las zonas afectadas
Esta responsable también confirma que Cáritas siempre ha estado presente en estas poblaciones a través de sus parroquias, “y al final, las personas que forman los equipos de Cáritas parroquiales son y somos miembros de la comunidad”. Y en las zonas afectadas ya tenían un total de 54 equipos de Cáritas parroquiales, “que ya llevan funcionando mucho tiempo en todas ellas y que desarrollaban esa tarea de atención a las personas más vulnerables”.
“No hemos tenido que aterrizar en ninguna zona de nuevas, aunque sí que estamos reforzando los equipos”, porque además, asegura Aurora Aranda, “muchos de nuestros voluntarios también han sido afectados en primera línea”. Para ella, lo importante es tener claro que Cáritas diocesana de Valencia, “ya estábamos, estamos ahora, y sobre todo, y creo que es lo más importante, cuando el foco mediático se acabe, y los voluntarios que ahora están echando una mano grande empiecen a volver otra vez a sus tareas, nosotros vamos a seguir estando ahí”.
La directora de Cáritas de Valencia reitera que seguirán, “este año y el año que viene, y el siguiente, porque sabemos que este tipo de emergencias no se solucionen en dos días, sino que son de largo recorrido, y habrá personas que a lo mejor en unos meses, o en un año, puedan reconvertirse y reconstruir su vida, pero habrá personas también a las que le costará más, y para eso, tarden el tiempo que tarden, Cáritas va a estar ahí”.
Desde esta organización diocesana en Valencia reiteran que todos los fondos que reciben de otras Cáritas nacionales, como la de Salamanca, “va directamente a las personas y a las familias que han sufrido la tragedia”, y con eso, apunta: “no queremos que se vayan a agotar en dos días, ni que queramos gastar en dos días, sino que vamos a estar acompañando a cada una de las personas”. Y más allá del gesto económico, se quedan con esa “fraternidad y cercanía a pesar de la distancia geográfica”.