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Activo papel de la red Cáritas en República Centroafricana para proteger a los desplazados por el conflicto

16 diciembre, 2013

Cáritas Española apoya el plan de emergencia de la Cáritas Centroafricana para cubrir las necesidades básicas de las víctimas

La red Cáritas en la República Centroafricana (RCA) está desarrollando desde hace meses un activo papel humanitario para cubrir las necesidades básicas de decenas de miles de desplazados a causa del grave conflicto que desangra el país.
En el marco de un plan de emergencia puesto en marcha a comienzos de año, la Cáritas Centroafricana suministra protección y ayuda alimentaria y médica de primera necesidad a las personas que se han visto forzadas a abandonar sus hogares debido al colapso generalizado de la ley y el orden. Esta respuesta cuenta con el apoyo de la estructura regional de Caritas Internationalis, que ha movilizado a un equipo especial de apoyo y respuesta a la emergencia.
Apoyo de Cáritas Española a la emergencia
Ya en enero de 2013, Caritas Internationalis lanzó un llamamiento de emergencia para apoyar la respuesta de la Cáritas nacional a los efectos del conflicto en este país africano, al que Cáritas Española hizo una aportación inicial de 23.500 euros. Gracias al llamamiento se consiguió recaudar cerca de 1.300.000 euros, que han permitido durante todos estos meses cubrir las necesidades básicas de la población desplazada. El pasado mes de junio, ante el agravamiento de la situación, Cáritas Española reforzó su apoyo a la Cáritas Centroafricana con una nueva aportación de 50.000 euros.
Construcción de la paz y reconciliación
Junto a los retos planteados por la situación humanitaria de las víctimas de los enfrentamientos, la red Cáritas está desarrollando diversas actividades orientadas a la construcción de la paz y la reconciliación de las comunidades afectadas por la violencia de los grupos armados.
En este objetivo, Cáritas ha caminado mano a mano con la Iglesia católica, que ha reclamado reiteradamente el regreso del imperio de la ley y el orden a la República Centroafricana.
El pasado mes de julio, los cardenales, obispos y arzobispos de todo el continente, reunidos en el Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), suscribieron una declaración conjunta para pedir a las nuevas autoridades de la República Centroafricana que asumieran su responsabilidad de garantizar la seguridad y protección de toda la población y facilitasen la distribución de la ayuda humanitaria. Los prelados se mostraban también “indignados” por las graves violaciones de los derechos del pueblo centroafricano ante “la indiferencia casi total de la comunidad internacional”.
La RCA, una realidad olvidada en el corazón de África
La República Centroafricana tiene un largo historial de inestabilidad y violencia, pero también de escasa importancia geoestratégica en el África actual. Quizá, por eso, a menudo se ignora el sufrimiento de su pueblo. Desde hace unos meses, a raíz del estallido del conflicto entre el Gobierno y los rebeldes de Seleka, el país está sumido en una situación de anarquía tal que amenaza con desembocar en una guerra civil y extenderse a toda la región.
Los saqueos e incendios de casas, asesinatos, destrucción de servicios sociales básicos (escuelas y clínicas), de tiendas y gasolineras, violaciones de mujeres y reclutamiento de niños soldado, se han convertido en una tragedia diaria.
Según datos hechos públicos por la ONU en noviembre pasado, se estima que unas 300.000 personas han huido de sus casas. Además, un millón de personas se encuentran en riesgo de inanición y tres cuartas partes de los 4,6 millones de la población de la República Centroafricana carecen de atención médica.
La capital, Bangui, y la zona de Bossangoa, al norte del país, son algunos de los lugares donde la situación es más penosa. En Bossangoa, más de 50.000 personas buscaron refugio en el recinto de la misión católica para huir de las matanzas.
Ante esta situación, la ONU declaró que la región se encontraba ante la amenaza de un “genocidio” tras la espiral de violencia desatada por las tropas de Seleka, que ha llevado a parte de la población a crear milicias de autodefensa llamadas “anti-balaka” o “anti-machete”.
Aunque Francia, la antigua metrópoli, decidió el envío de tropas al país a principios de diciembre, la situación humanitaria de inseguridad sigue siendo catastrófica y el número de desplazados internos va en aumento.

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