Hoy celebramos la Jornada Mundial de los Pobres y finaliza la I Semana de Pastoral Social organizada por la diócesis de Salamanca.
Belén Santamaría, responsable del departamento de sensibilización de Cáritas diocesana de Salamanca realiza el comentario al evangelio de hoy, domingo 14 de noviembre, XXXIII del Tiempo Ordinario, para el programa informativo diocesano Iglesia Noticia en Cope Salamanca.
«A los pobres los tendréis siempre con vosotros»
Este es el titular de la celebración de este domingo, Jornada Mundial de los Pobres.
Es a la vez una constatación de realidad y un aviso. Porque es algo sabido por todos y asumido, pero también en una advertencia que nos pone en guardia para saber ver.
A pesar de las dificultades, vivimos inmersos en un estado de relativo bienestar al que nos hemos acostumbrado, y esto nos hace muy difícil mirar, hacernos cargo, acoger a los empobrecidos, a las víctimas de la injusticia.
Nos es muy fácil desviar la mirada, sentirnos hastiados de desgracias, acostumbrados al sufrimiento ajeno, hartos de que nos recuerden que hay alguien que lo pasa peor. En definitiva, que nos hagan ver que no somos el centro del universo.
Parece que incluso los pobres no sólo son responsables de su condición, sino que son un lastre para la economía, para el desarrollo y para el bienestar. Y hacemos cuentas de gastos y beneficios sin considerar que hablamos de vidas, de personas, de dignidad humana.
En el mejor de los casos, la respuesta que la mirada atrevida al que sufre nos suscita, son las obras de beneficencia. Gestos que no sacan a las personas de su situación. Sin embargo, elegir para esta jornada la frase del Evangelio de Marcos: “a los pobres los tendréis siempre con vosotros” sugiere una respuesta duradera que pasa por el compartir. Un compartir que genera fraternidad y devuelve dignidad, en el que la relación es recíproca y que implica en ambas partes dar y recibir, porque nadie es tan pobre que no pueda dar algo de sí mismo.
Y por otro lado, el tema de la jornada de este año nos recuerda que Jesús se identifica con los pobres. Habla de sí mismo cuando se refiere a los pobres. Así que cuando los creyentes andamos despistados, buscando encontrarnos con Jesús, ya sabemos a dónde ir.
Pero debemos recordar que los pobres no son sólo lugar teológico, no están ahí para que podamos desplegar nuestra solidaridad, ni para que nos faciliten el encuentro con Jesús. Son una llamada a la justicia, porque la injusticia es la causa de la pobreza. Esto nos hace preguntarnos por lo que podemos hacer para cambiar las cosas: ¿cómo acabar con las desigualdades sociales para restablecer la dignidad?, ¿cómo trabajar por el bien común?, ¿Cómo exigimos que nadie se quede atrás? Y ¿cómo esto lo hacemos vida personalmente?
Preguntas que nos resuenan y que nos movilizan más allá de esta jornada.
Feliz Domingo.
Belén Santamaría
Laica, CVX y trabajadora de Cáritas Diocesana.
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